miércoles, 26 de septiembre de 2012

“Me preocupa que haya una fuga de nuestros científicos y médicos a todo el mundo” ▲ El Médico Interactivo, Diario Electrónico de la Sanidad

El Médico Interactivo, Diario Electrónico de la Sanidad “Me preocupa que haya una fuga de nuestros científicos y médicos a todo el mundo”

“Me preocupa que haya una fuga de nuestros científicos y médicos a todo el mundo”

Septiembre de 2012 - Nekane Lauzirika

Josep Baselga, jefe de Oncología del Massachussetts General Hospital de Boston, director científico del Instituto de Oncología del Hospital Vall d'Hebron de Barcelona y del Hospital Memorial Sloan-Kettering de Nueva York

Josep Baselga, director de la división de Oncología del Massachussetts General Hospital de Boston (EE.UU.), del Hospital Memorial Sloan-Kettering de Nueva York y coordinador del Vall d'Hebron de Barcelona, señala que "la investigación de los biomarcadores es la llave del futuro del tratamiento contra el cáncer", una enfermedad que se diagnostica cada año a 160.000 pacientes en España, de los que mueren unos 90.000. El científico está seguro de que en los próximos diez años va a haber más cambios en cáncer que en toda la historia de la Medicina, "porque están cayendo barreras que parecían infranqueables en cáncer de pulmón o en melanoma". Sin embargo, no oculta su preocupación ante un posible éxodo de nuestros buenos profesionales por todo el mundo. "Los recortes se van a hacer aquí y en EE.UU. No veo otra solución. Lo que me preocupa, y mucho, es cómo se están llevando a cabo. Hay soluciones fáciles como bajarle el sueldo a los médicos, pero los españoles son los peor pagados de Europa; los jóvenes se van a ir a Inglaterra, Alemania... estamos exportando talento y profesionales de gran nivel", se lamenta.

¿Falta mucho para derrotar al cáncer?
Sí. Porque el objetivo es curar. Cronificar esta dolencia sería una mala victoria; los pacientes crónicos no dejan de ser enfermos. El cáncer no es una sola enfermedad, son muchísimas –unas doscientas enfermedades– y las estamos subclasificando.

¿En qué área del cáncer está investigando en Massachusetts y Vall d'Hebron?
Estoy desarrollando todo el programa de nuevas moléculas en el cáncer. Lo que hago es estudiar prácticamente todas las nuevas que salen contra el cáncer para aplicarlas al paciente. En el Vall d'Hebron ya secuenciamos de forma rutinaria 120 mutaciones de genes sobre los que tenemos medicamentos que potencialmente funcionan. Ahora vamos a incorporar lo que se conoce como 'deep sequencing' (secuenciación profunda), para buscar esas mutaciones menos frecuentes y que pueden estar dictando la eficacia de nuestras terapias. Esto requiere equipamientos de secuenciación genética  más complejos, mucho más poder computacional, más fondos y un empeño a largo plazo.

¿Qué cáncer es, en general, el de peor pronóstico en los países occidentales? ¿Y el de mejores expectativas?
Los peores hoy en día son el de páncreas, pulmón, algún tipo de sarcoma también. Entre los de mejores expectativas figuran los hematológicos tipo linfoma, y el cáncer de mama.

¿A qué se refieren los oncólogos cuando hablan de terapias personalizadas contra el cáncer?
Significa que lo que estudias son los genes que están alterados en cada tumor y diseñas un cóctel atacando a esos genes, que por definición es distinto en cada caso. Hasta ahora, en Oncología se usan quimioterapia y otros tratamientos que atacan tanto a la célula cancerosa como a la buena de un modo bastante indiscriminado. Los biomarcadores consisten en identificar qué pasa en todo momento y cómo responde la célula. El tumor se adapta porque es un elemento dinámico que quiere sobrevivir, pero tiene un número limitado de recursos. Si se va atacando a todos ellos, lo acabas matando. Los biomarcadores nos pueden dar información pronostica –de cómo responderá la enfermedad– o predictiva –de cómo responderá la dolencia ante un determinado tratamiento–.

¿En qué cánceres se centrarán los estudios con biomarcadores?
En todos. Los estudios iniciales de un Programa de la Fundación BBVA se centrarán en el cáncer de colon, mama y pulmón, aunque está previsto ampliarlos a otros tipos, tales como melanomas, próstata y linfomas.

Los biomarcadores generan esperanza para el futuro, pero ¿también para los que están enfermos hoy en día?
La entrega de avances es diaria, ya que van ocurriendo día a día. No es una cosa que ocurra de manera programada dentro de 5 años, sino que cada año salen nuevos. Por ejemplo, este año hemos identificado 5 ó 6 marcadores nuevos para otras tantas terapias nuevas. Esto es lo que está ocurriendo. Este año tendremos biomarcadores para un par de tumores nuevos. Esto irá ocurriendo poco a poco.

¿Serán las aplicaciones de los estudios e investigaciones genéticas la solución definitiva a los cánceres?
Definitiva no, pero cambiará radicalmente el pronóstico.

¿Se puede poner fecha a la curación del cáncer, por ejemplo, de mama?
Nosotros veremos la curación del tumor de mama. En los próximos diez años va a haber más cambios en cáncer que en toda la historia de la Medicina. Se están cayendo barreras que parecían infranqueables en cáncer de pulmón o en melanoma. En los últimos 30 años ha habido mejoras, pero sin llegar a las que se han producido en la patología cardiovascular, donde la mortalidad ha descendido mucho. Ésta será la década del cáncer. Siempre que entendamos que la clave está en la biología y cambiemos la forma de hacer los estudios clínicos.

La mitad de su vida transcurre en un avión. ¿Compensa vivir a caballo entre Barcelona y Nueva York?
(Sonrisas). Compensa cuando uno tiene un proyecto. Es lo que te mantiene joven y vivo. Creo que cuando uno lleva trabajando en eso tanto tiempo y ve que ocurren cosas y que el campo está avanzando hay que agarrarse a la oportunidad. Los que hacemos investigación sobre el cáncer somos afortunados por vivir en el momento actual, pero también tenemos una gran responsabilidad por hacerlo bien. Porque las acciones que hagamos pueden marcar muchas cosas. El mundo ha cambiado mucho. Ir de un lado a otro es relativamente fácil, tampoco hay que darle más mérito del que tiene.

Cuando partió a EE.UU. más de uno quiso ver su cuasi abandono para ir a las Américas. ¿Pero sigue totalmente ligado a Barcelona, al Hospital del Vall d'Hebrón y al Oncológico Baselga en Quirón?
La gente tiene movilidad y a veces hay méritos atractivos y los asumes. Para mí, una de las condiciones más importantes es seguir en mi función de director científico del Instituto Oncológico del Vall d'Hebrón (VHIO) de Barcelona. Este instituto aporta un valor tremendo y es una muy buena situación en la que estoy ahora; estoy tan comprometido como siempre. Pero sí me preocupa que pueda haber una fuga de talentos en ciencia y también con los médicos españoles. Porque estamos en un momento donde hay libre movilidad de médicos en la Unión Europea, con diferenciales de sueldos y de condiciones laborales tremendos. Una de las preocupaciones que tengo es que haya un éxodo de nuestros buenos profesionales por todo el mundo.

¿Cómo se podría evitar esta fuga de talentos?
Es una ocasión estupenda para ser valientes y reformar el sistema. Hay que dar capacidad de decisión a los departamentos. En el sistema público español hay servicios con funcionarios, gente que cobra su salario y su función no es la óptima, no ven pacientes porque no están al día, no son correctos o no cumplen los horarios. Además es gente de la que no se puede prescindir. Por otro lado, los fármacos del cáncer son muy caros y los que alarguen la progresión de la enfermedad solo uno o dos meses no los podemos pagar. A mí me han recortado el presupuesto en Boston un 4 por ciento este año y he tenido que despedir a 40 personas. Pero saldremos fortalecidos de esta crisis porque nos hemos hecho más competitivos y eficaces.

¿El modelo científico de EE.UU. es el mejor del mundo?
Sí. Está basado en universidades de élite, con gran apoyo del Gobierno federal, aunque actualmente hay recortes que preocupan. La universidad es mucho más dinámica; está pensada mucho para la gestión del talento. Lo que más me llama la atención es el talento de la gente que sube en el sistema. Es una formación muy a la carta, personalizada. Hay mucha conexión con la empresa y existe un mecenazgo tremendo. Nuestro hospital –el Massachussetts General- recibe cada año de donantes 400 millones de dólares. Allí la universidad es la generadora de ideas, de empresas, conocimiento, el dinamo de la sociedad.

¿Del sistema de España qué replantearía?
El MIR del sistema español hace que el candidato acceda al puesto por el número que ha sacado en el examen, sin una entrevista y sin que se sepa nada de esa persona a la que le va a sacar mayor rendimiento. Esto habría que replantearlo.

Aún hay quien marcha desde aquí a EE.UU. para tratarse de un cáncer. ¿Entre Europa/Estado español y Norteamérica la distancia en los avances y aplicaciones contra el cáncer compensan esa opción de desplazamiento?
A veces sí, a veces no. Es verdad que el problema se debe de enfocar en otro marco. A nivel mundial habrá centros punteros de investigación y de tratamiento contra el cáncer. Lo que puedo entender es que para un tumor concreto pudiera haber un programa que fuera puntero en EE.UU.; esto podría justificar que se fuera a buscar aquello; también a la inversa, que Vall d'Hebrón tiene una persona con un proyecto concreto y que venga gente de fuera. Pero la mayoría de los casos se pueden tratar cerca de donde se vive, aunque habrá casos en que sea aconsejable y necesario que una  persona vaya a otro sitio. Esa movilidad no será una discusión entre países, sino de centros, porque algunos serán más punteros. El nivel de los oncólogos del Estado español es muy bueno.

Usted conoce bien los entresijos de la afectación de la crisis económica ¿Cree que afectará/retrasará estos proyectos y avances?
Sin duda, pero hay cosas que no se pueden parar. Lo que no hay que ser es catastrofista; la investigación no se acabará, lo que habrá es un retraso. Si hay menor inversión, avanzarás menos. Pero, lo que no se puede es generalizar. En VHIO de Barcelona no tenemos presupuestos del Estado y nuestra perspectiva es seguir aumentando las inversiones.

A la búsqueda de la "huella dactilar" del cáncer
 
Los biomarcadores son un elemento clave en la investigación del cáncer. Cada tumor presenta alteraciones específicas que se conocen mediante el análisis molecular. Al cruzar esa información con los rasgos genéticos del paciente se obtienen unos biomarcadores que suponen la "huella dactilar", la forma en que ese tumor se manifiesta en un paciente en concreto. A partir de esa identificación se puede buscar el tratamiento personalizado. "Vamos hacia una nueva clasificación de los cánceres según sus características moleculares", reconoce Josep Baselga, y esa concreción permitirá una creciente personalización de las terapias, que pasa también por el diseño de nuevos tipos de ensayos clínicos. La idea para rediseñar estos estudios es que los enfermos, en lugar de incorporarse por su tipo de tumor, lo hagan por las mucho más concretas características moleculares de su tumor. Ésta es la base del nuevo Programa Fundación BBVA para la Investigación en Biomarcadores Tumorales, proyecto en el que el BBVA invertirá 2,5 millones a cinco años para la búsqueda de terapias personalizadas... "De la mano de este tipo de Medicina vendrán los grandes avances contra el cáncer", explica, feliz por el convenio suscrito entre la citada Fundación con el Instituto Oncológico del Vall d'Hebron (VHIO), de Barcelona, y con el Massachussetts General Cancer Center, en Boston (Estados Unidos). Los investigadores de ambos centros buscarán nuevos fármacos y trabajarán en mejorar los ya existentes, acelerando la traslación de los avances al paciente. Los resultados de sus investigaciones se compartirán con la comunidad científica.

El oncólogo catalán considera que el Programa Fundación BBVA para la Investigación en Biomarcadores Tumorales permitirá secuenciar el genoma de los tumores en su totalidad. "Esto es importante, porque hay mutaciones pequeñas, poco frecuentes y complejas que, con nuestra plataforma actual, no somos capaz de detectar", apunta. "Los investigadores van a ser capaces de interpretar el tumor en tiempo real y buscar biomarcadores que determinen vías alternativas para atacar a un cáncer que ha encontrado la forma de sobrevivir a sus primeros tratamientos", añade Baselga, para quien el futuro va a ser la combinación de fármacos. "Tenemos que entender qué vías adaptativas usa la célula para poder atacar el tumor de modo inteligente".

El telón de fondo es serio, ya que en 2030 se diagnosticarán más de 20 millones de cánceres cada año y habrá 13,1 millones de fallecimientos por tumores (en el Estado español ascenderán a 160.000 y 90.000 respectivamente).  Para enfrentarlo serán decisivos los tratamientos dirigidos, que atacan solo a las células tumorales y provocan menos efectos secundarios. A pesar de esto, añade Baselga, la buena noticia es que estamos en medio de una revolución del diagnóstico y tratamiento del cáncer, gracias a que ahora se sabe que la causa de su aparición, en muchos casos, es la presencia de determinadas mutaciones genéticas, comunes a tumores que pueden tener diferentes localizaciones en el organismo.
"Ya estamos viendo que las terapias personalizadas están funcionando, como es el caso de los tratamientos contra los melanomas que contienen la mutación del gen B-RAF, que ha cambiado el pronóstico al anticipar la respuesta positiva a un fármaco bautizado como PLX4032. En este momento tenemos más de 60 terapias, fármacos en fases I, con multitud de indicaciones". Pero, como continúa Baselga, "es importante entender que vamos a ir borrando, progresivamente, la diferenciación entre cáncer de mama o cáncer de pulmón. Caminamos a una nueva forma de clasificación de los tumores, basada en sus características moleculares y no en su órgano de origen".

El investigador reconoce que los fármacos personalizados serán más caros que los actuales, pero precisa que el beneficio que se obtendrá con la Medicina individualizada será muy superior al que se consigue con el mismo coste hoy en día. "Estamos en una situación en la que damos fármacos que son caros a un gran número de pacientes para que solo se beneficien unos pocos durante un tiempo pequeño. En un futuro iremos a un escenario donde el uso de los medicamentos se va a personalizar, utilizándolos en un menor número de pacientes, y, por lo tanto, el beneficio será superior", explica.
En este hilo conductor, piensa que el umbral de exigencia para aprobar un medicamento tiene que subir. "En una situación de crisis debemos ser más exigentes en cuál es el beneficio que la sociedad puede permitirse y buscar mecanismos para financiar mejoras sustanciales, como fármacos que aumenten la supervivencia de un modo muy pronunciado", dice Baselga, para quien el efecto inversor del Programa Fundación BBVA es tremendo. "Se puede multiplicar por diez, lograr la capacidad de secuenciar mejor los tumores y acceder a los mejores fármacos del mundo", remacha.

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