lunes, 11 de marzo de 2013

Listas de espera: poco transparentes e incomparables - DiarioMedico.com

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HETEROGENEIDAD AUTONÓMICA

Listas de espera: poco transparentes e incomparables

La demora ha crecido en casi todas las regiones aupada por el fin de 'peonadas' y la reducción de los conciertos, auqnue las cifras no son comparables entre las autonomías. Además, no todas ellas ofrecen públicamente los datos de espera.
Laura G. Ibañes | laura.gutierrez@diariomedico.com   |  11/03/2013 00:00 




El Ministerio de Sanidad publica semestralmente los datos con las medias nacionales de demora quirúrgica y de consultas por especialidades así como el retraso en la atención en once procesos especialmente frecuentes, como la cirugía de cataratas o las prótesis de cadera.

Pero los datos ministeriales, que llegan con un decalaje mínimo de seis meses y en ocasiones de hasta un año y medio, no están desglosados por autonomías, lo que hace imposible no sólo conocer el buen o mal hacer  de cada región y el impacto de los recortes en la asistencia sino también asumir como indicador indiscutible el tiempo medio de espera que se ofrece en las estadísticas nacionales. No en vano, las medias nacionales no reflejan la espera más frecuente y los picos máximos y mínimos que tal vez ayudarían más a entender la dimensión del problema.
  • Sanidad incorporó en el último informe a Madrid, que estaba excluida del sistema desde 2005
Confiar en las autonomías para obtener los datos desglosados tampoco ayuda. Algunas, como Asturias, Castilla y León o País Vasco, las hacen públicas con ejemplar rapidez, accesibilidad y detalle; otras, como Andalucía, tardan algunos meses más, pero también se suman a la publicación detallada.

Pero otras, como Canarias, se niegan sistemáticamente a hacer públicos los datos de días de demora, publicando tan sólo el volumen global de pacientes en espera; otras, como Valencia, detallan la lista quirúrgica pero no la de consultas, y algunas, como Castilla-La Mancha, dilatan la publicación hasta el olvido u ofrecen sólo los datos centro a centro y servicio a servicio, convirtiendo cualquier intento de análisis global y evolutivo en tarea imposible.


Datos no comparables
La segunda lección a aprender dice así: las listas de espera no son comparables. Los últimos datos publicados por el Ministerio de Sanidad, referidos a junio de 2012, incluyen a la Comunidad de Madrid, que había sido expulsada del sistema de listas de espera en 2005 por contabilizar las demoras de forma diferente al resto de autonomías: contando el retraso desde que el paciente había visto al anestesista y había realizado las pruebas preoperatorias en lugar de hacerlo desde el momento en el que la intervención quirúrgica había sido prescrita por el médico.

Madrid no ha modificado su sistema de cómputo pero el Ministerio dice haber  decidido incluirla de nuevo haciendo una estimación comparable de sus datos, tal y como hace con Cataluña, que también tiene su propia metodología. Comoquiera que sea, su inclusión hace ahora inviable comparar las estadísticas previas con las actuales para evaluar el crecimiento de la lista de espera nacional, tal y como muestran los gráficos superiores, divididos por una línea vertical, que muestra la rotura de la serie estadística.
  • El número de pacientes en espera de una cirugía por cada mil habitantes subió a 11,8 a mediados de 2012, tras años situado en menos de 9,5
El caso de Madrid es el más sonoro, pero no el único: en los datos nacionales son frecuentes los asteriscos que reflejan cómo para algunos cálculos se tienen en cuenta sólo 15 autonomías o sólo 14 comunidades, sin detallarse cuáles son excluidas.

A estos problemas se añaden los propios de cada autonomía: Cataluña, por ejemplo, ha modificado este año la metodología para el cálculo, pero no ha detallado en qué sentido. Otras, como Madrid y Andalucía, dividen los pacientes en espera quirúrgica programable y en espera "transitoriamente no programable", incluyendo en este último concepto a los que esperan cita para las pruebas de preoperatorio o anestesia, pero disminuyendo artificialmente a la baja, por tanto, el cómputo de los que, al fin y al cabo, esperan. Madrid hace incluso otra división mayor: demora entre los que están pendientes de cirugía y quienes, estando a la espera, han rechazado el primer centro que se les ha ofrecido para ser operados optando voluntariamente por ser intervenidos en otro hospital. La nueva tendencia de algunas comunidades, como Murcia o Galicia, es presentar públicamente los datos desglosados por pacientes graves y no graves, mostrando claramente que en los graves la espera es corta aun cuando en los considerados no graves se haya incrementado fuertemente el número de los que esperan más de seis meses. El problema es que no se detalla qué pacientes están dentro de cada categoría y, como a su vez el Ministerio no desglosa los datos por comunidades, no es posible saber si las autonomías aportan el dato global o sólo el desglose para los más graves.


Demora artificial
La tercera y última lección reza: las listas de espera no miden la demora que sufre el paciente. Los datos ministeriales se dividen en espera quirúrgica y en espera para primera consulta de especialista. Gran parte de las autonomías añaden a estos datos los de retraso para pruebas diagnósticas.
  • Huelgas, 'peonadas', suspensión de planes de choque, eliminación de conciertos y derivaciones a otras autonomías figuran entre los argumentos del alza de demoras
Lo que no se mide es la demora real que sufre el paciente desde que consulta por primera vez en el médico de atención primaria y hasta que su problema de salud está resuelto. Esta reivindicación, que la Organización Médica Colegial (OMC) ha puesto sobre la mesa en no pocas ocasiones, es fruto de la división artificial de las esperas sanitarias en tres bloques, cuando en la práctica se trata de esperas consecutivas para el paciente: la demora desde su visita a primaria y hasta que se le recibe en consulta de especialista, la espera hasta la realización de las pruebas diagnósticas, la espera hasta la nueva visita al especialista y el retraso hasta la intervención quirúrgica.

Y con las tres lecciones aprendidas, tratar de evaluar el impacto de los recortes, la eliminación de las peonadas, la congelación del presupuesto de inversiones en tecnología diagnóstica, el despido de eventuales, la reducción de los conciertos con la privada... sobre las listas de espera se antoja absurdo.
 




Impacto de los recortes
Tan sólo cabe, tal vez, aferrarse a los datos nacionales que muestran cómo el número de pacientes en lista de espera quirúrgica por cada mil habitantes ha crecido de 9,52 registrados en 2010 a 11,82 a mediados de 2012, el mayor escalón de los últimos cinco años.

El último informe del Defensor del Pueblo sí refiere un incremento importante del número de quejas por las esperas sanitarias y las propias autonomías refieren también incrementos en sus datos oficiales de listas de espera.

En Aragón la bolsa de los que sufren demoras de más de seis meses se triplicó en un solo año, de junio de 2011 a junio de 2012, tras acabar con el plan de choque del Ejecutivo anterior. En Asturias, los que esperan más de seis meses se han multiplicado por siete, aupados por la huelga de médicos de los últimos meses.

Baleares ha elevado la demora quirúrgica en un año un 26 por ciento y el tiempo medio un 63 por ciento tras la reducción de conciertos y peonadas.

En el caso cántabro, la bolsa de pacientes ha crecido un 19,5 por ciento tras diversos recortes y tras la decisión de dejar de derivarles a otras autonomías. En Castilla y León se modificó la ley de garantías de tiempos de espera para ampliarla de 130 a 180 días tras duplicar las listas por la eliminación de conciertos y peonadas. En Cataluña las listas crecieron un 43,1 por ciento en 2011, año fuerte de sus recortes, y oficialmente se defiende que no ha habido cambio en la metodología, tras conocerse que se incrementaron el pasado año un 35 por ciento.

En el primer semestre de 2012 se consiguió reducir la lista extremeña, pero después de haber sufrido un incremento en 2011 del 121 por ciento. Sobre el papel, en Galicia se mantuvieron las esperas, y en Madrid el grueso de los efectos se verá previsiblemente en 2013 tras la eliminación de peonadas.

El caso navarro muestra cómo la demora quirúrgica se más que duplicó en el último año por el cambio en el sistema de priorización de pacientes graves y los recortes. En Valencia la bolsa de los que esperan subió un 53 por ciento en el primer semestre de 2012 tras la suspensión del plan de choque. Y en el País Vasco los incrementos son moderados, en línea con lo que ocurrió en Aragón e la etapa preelectoral.

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