martes, 19 de marzo de 2013

“Sería deseable que el equipo encargado de la asistencia sanitaria de los bomberos se completara con un psicólogo, ya que este colectivo vive situaciones de importante impacto psicológico” :: El Médico Interactivo ::

:: El Médico Interactivo :: “Sería deseable que el equipo encargado de la asistencia sanitaria de los bomberos se completara con un psicólogo, ya que este colectivo vive situaciones de importante impacto psicológico”


“Sería deseable que el equipo encargado de la asistencia sanitaria de los bomberos se completara con un psicólogo, ya que este colectivo vive situaciones de importante impacto psicológico”

Marzo de 2013 - Ana Montero

El jefe de Sección del Servicio Médico del Cuerpo de Bomberos de la Comunidad de Madrid, Vicente Moreno Mellado, ha concedido una entrevista a EL MÉDICO

La profesión de bombero comporta una serie de riesgos que convierten a los trabajadores de este colectivo en una población especialmente expuesta y vulnerable a los accidentes laborales y a las enfermedades profesionales. Su capacidad y estado físico son los que más se resienten y aunque las patologías más habituales son las relacionadas con el aparato locomotor, también son frecuentes los trastornos del sistema respiratorio, la pérdida de audición o las enfermedades cardiovasculares, a lo que se añade las situaciones límite que viven y que originan el denominado estrés postraumático. En la Comunidad de Madrid, Vicente Moreno, especialista en Medicina del Deporte y responsable del área asistencial del Cuerpo de Bomberos, responde a cuestiones que tienen que ver, entre otras cosas, con las pruebas físicas de acceso y la inclusión de nuevos controles, como el de dopaje o el de fobias, o sobre cómo están afectando los recortes al manejo de la salud laboral de este colectivo.

Usted es el responsable de la asistencia médica del Cuerpo de Bomberos de la Comunidad de Madrid, ¿qué supone manejar la asistencia sanitaria de este colectivo? ¿En qué consiste exactamente su trabajo?
Mi función es asistencial, me encargo de atender los accidentes de trabajo de los aproximadamente 1.300 bomberos que hay en la Comunidad de Madrid. Aparte, por mi especialidad en Medicina del Deporte, se me consultan prácticamente todas las lesiones de aparato locomotor que sufre este colectivo. En concreto, hay 18 parques repartidos en toda la comunidad autónoma, y el servicio asistencial está centralizado en el Parque de Las Rozas, en Madrid, de manera que cualquier profesional que tenga un accidente laboral tiene que venir aquí.

¿Se sigue algún protocolo especial?
Existe una guardia de localización de 24 horas, que tiene una duración semanal, y que nos repartimos entre los cuatro facultativos que estamos en el Parque de Las Rozas. Así pues, cada uno tiene una semana al mes de localización y durante esa semana cada vez que hay un accidente de trabajo o una incidencia de salud de algún trabajador que esté de guardia se nos comunica, le atendemos por teléfono, y se le deriva a un centro de salud o a un hospital, si así lo requiere, o se le cita para atenderle aquí. A partir de aquí, si es un proceso de enfermedad común se le deriva a su médico de Atención Primaria y si es un accidente laboral el seguimiento ya se realiza en el servicio médico, se le da la baja, se le pauta tratamiento, se le manda rehabilitación o se le manda a algún especialista. Cuando vienen a consulta el procedimiento es el habitual, se le hace una historia clínica y una exploración, casi siempre lesiones de aparato locomotor.

¿Cuánto tiempo se le dedica al paciente?
Tengo la suerte de poder dedicar a cada paciente el tiempo que quiero, en un caso, son cinco minutos, y en otros, treinta. No tengo la presión asistencial que existe en un centro de salud o en un hospital.

¿En qué espacios se desarrolla la práctica asistencial?
Estamos repartidos en tres áreas, un área administrativa, donde está el jefe de servicio, el secretario y las dos doctoras y la enfermera; un área asistencial, en la que paso mi consulta, junto con el área de Fisioterapia; y, por último, la zona en la que se realizan los exámenes de salud, bastante exhaustivos, donde se realiza la historia clínica; un electrocardiograma de reposo; una espirometría basal para ver función pulmonar en reposo; una audiometría en cabina; pruebas de agudeza visual; y todas las exploraciones que se hacen en los reconocimientos médicos; y una prueba de esfuerzo, con valoración de consumo de oxígeno. Desde hace dos años, contamos con el apoyo puntual de un cardiólogo que ha revisado, por lo menos una vez, a todos los trabajadores. Gracias a ese apoyo adicional no sólo vemos la valoración funcional del bombero sino que también se pueden detectar posibles patologías que al no ser especialistas en Cardiología se nos pueden haber pasado desapercibidas.

Junto a usted, ¿qué otros profesionales intervienen y cuál es su labor?
De los cuatro facultativos que hay en el parque, el jefe de servicio es especialista en Medicina del Trabajo, y las otras dos doctoras, una de ellas es especialista en Medicina Familiar y Comunitaria, con lo cual, los temas de Medicina Interna los resuelve ella, y la otra doctora trabaja en urgencias y, además, tiene muchos conocimientos de Medicina del Deporte. Como servicios de apoyo externo están el cardiólogo y el fisioterapeuta. En ese sentido, sería deseable que el equipo lo completara un especialista en Psicología, ya que las situaciones de tensión y estrés que viven y a las que están sometidos los bomberos producen un importante impacto y desgaste psicológico. Se trata de un colectivo que vive situaciones de emergencia, momentos límite, que luego necesitarían de una atención psicológica. Hemos tenido casos de compañeros que han atendido en catástrofes, muertes traumáticas o en accidentes de tráfico, en los que han tenido que asistir, por ejemplo, a niños, que luego, una vez pasado el momento límite y de presión, se quedan afectados y necesitan contarlo y desahogarse.

¿Qué tipo de tecnologías, materiales y equipos se utilizan?
Tenemos una cabina para audiometría; un equipo de control de visión; un espirómetro; y un electrocardiógrafo; y para la prueba de esfuerzo, contamos con una máquina elíptica, una cinta ergométrica y una bicicleta estática. Por su parte, el fisioterapeuta tiene aparatos de ultrasonido, onda corta, microonda, máquina de corrientes, camilla eléctrica... En cuanto a dotación de material estamos muy bien equipados gracias a las gestiones de nuestro jefe de servicio.

Hay cierta controversia con el examen de salud, el último ejercicio de la fase de oposición al cuerpo, ¿en qué consiste? ¿Cuáles son los problemas que plantea?
Básicamente, el examen de salud previo para el ingreso al cuerpo es el mismo que se le hace al bombero profesional, son las mismas pruebas y los mismos requisitos, de hecho, hay un cuadro de aptitud médica, aprobado y consensuado por la Asociación de Sanitarios de Bomberos de España (ASBE), que respalda la publicación de este cuadro en la convocatoria que se publica en el BOCAM para el ingreso al cuerpo de bomberos. En base a ese cuadro, nosotros determinamos si hay alguna causa de exclusión o no en el aspirante. En cada convocatoria hay una revisión de esas aptitudes, concretamente, a finales de este mes, cinco o seis médicos de ASBE nos reuniremos para empezar a revisar de nuevo el cuadro de aptitudes, para ello hemos recabado información de la EMT, del Ejército, de pilotos, y de otras entidades que, más o menos, puedan tener relación con nosotros. Además, como complemento a las causas de exclusión puramente médicas, en esta última convocatoria, se han introducido dos pruebas de control de fobias, concretamente, a los espacios confinados y a tolerancia a la altura, en las que se buscan fobias evidentes, que descontrolen al opositor. Asimismo, dentro de las pruebas físicas de acceso ha habido dos modificaciones importantes, que han partido del servicio médico y de la unidad de educación física. Por un lado, los controles de dopaje y, por otro, el hecho de que las pruebas físicas hayan dejado de estar baremadas en función de la mejor nota. En cuanto al control de dopaje, se ha realizado toma de muestras a todos los opositores que han superado la fase de ejercicio de pruebas físicas y luego sólo se han analizado las muestras de los que han superado al final todo el examen, lo que supone un gasto para la Administración y un esfuerzo de medios, materiales y humano importante. Por lo que se refiere a la segunda modificación, antes el que marcaba el diez era el que mejor hacía una determinada prueba, de manera que el opositor no veía el límite, ahora el baremo es cerrado y el entrenamiento va a conseguir esa marca en el momento del examen. Lo que ocurría era que nos encontrábamos con opositores que no hacían más que entrenar para ser los mejores, con un excesivo estrés emocional y físico. Con esto lo que se ha pretendido es racionalizar y desmitificar el tema de las pruebas físicas, porque lo que de verdad marca el que entra o el que no es el que hace un buen ejercicio teórico.

¿Cuál es la formación que ha de tener un profesional que se dedique a la Medicina en este entorno?
Ahora mismo es obligatorio que en el servicio haya un especialista en Medicina del Trabajo, tal y como se recoge por ley en todo servicio de Medicina de empresa. En mi caso, el ser especialista en Medicina del Deporte me ha ayudado mucho a diseñar todas las pruebas de reconocimiento médico y las pruebas de esfuerzo que se les realizan. Un médico de Atención Primaria podría hacerlo perfectamente, pero la visión que le damos los especialistas en Medicina del Deporte a las lesiones del aparato locomotor de este colectivo que, sin ser deportistas de élite, sí necesitan una muy buena condición física para poder realizar su trabajo, es diferente.

¿Se requiere alguna formación adicional a la estrictamente sanitaria? Por ejemplo, ¿hay que tener una preparación física determinada? ¿Se sigue algún tipo de entrenamiento?
No, la experiencia te la van dando los años de asistencia. En cualquier caso, por lo general, los que nos dedicamos a la Medicina del Deporte nos gusta hacer deporte, pero ninguno de los que estamos, excepto el jefe de Servicio que sí tuvo que hacer pruebas físicas para entrar en el Cuerpo, porque así se estableció en aquel momento, realizamos pruebas físicas para poder ingresar.

¿Cómo se forman los médicos en este ámbito? ¿Existe algún tipo de formación oficial?
No hay nada específico. El bombero, por lo general, tiene una idiosincrasia especial y al cabo de los años, si tienes un poco de empatía, vas sabiendo cómo son y qué necesitan. Es más una cuestión de experiencia y de actitud personal. Es un paciente que le gusta saber lo que tiene y saber por qué tiene que hacer lo que se le manda.

Por lo que se refiere a la práctica asistencial, ¿cuáles son las lesiones más frecuentes con que se encuentra?
Lo que más vemos son patologías del aparato locomotor, concretamente, de rodilla y columna lumbar, son las lesiones "estrella" por sobrecarga, desde meniscopatías, a hernias discales, condropatías... Luego, las lesiones agudas de tobillo y las lesiones degenerativas del hombro.

¿En qué ámbitos o situaciones se lesionan más los miembros de este colectivo?
Fundamentalmente, el 60 por ciento de las lesiones se producen en la vida diaria de parque y el 40 por ciento en intervenciones. Evidentemente, esto varía de unos parques a otros, en los parques que más salidas tienen ese porcentaje aumenta un poco y al contrario. Dentro del parque, las lesiones más frecuentes son en el gimnasio o entrenando, hasta este año, en el que se ha registrado un aumento de lesiones en las primeras horas de trabajo en el parque, en el momento de la revisión de los materiales, equipos y camiones, por causas ajenas al propio trabajo en sí.

¿Cuál es la incidencia de lesiones en el ámbito laboral, es decir en accidentes de trabajo, y cuál lo es en el extralaboral, por ejemplo, durante el entrenamiento?
Del total de consultas realizadas en los últimos cuatro o cinco años, la incidencia de lesiones en el ámbito laboral y en el extralaboral es del 50 por ciento. Como lo que atiendo, fundamentalmente, son accidentes en el aparato locomotor, ese 50 por ciento de lesiones no laborales que veo son debidas al entrenamiento, producidas o bien esquiando o jugando al fútbol o montando en bicicleta.

En base a estos datos, ¿algunas son evitables? ¿Existe algún tipo de programa de prevención?
Una de las primeras cosas que hice cuando entré fue diseñar unas hojas de recomendaciones para las lesiones más frecuentes. En ese protocolo de ejercicios que ellos podían hacer en casa o en el parque, en el tratamiento de algunas lesiones iba también orientado a la prevención de la misma. Hay diseñadas hojas de rehabilitación, recuperación y prevención para lesiones de esguince de tobillo; de rodilla; para problemas lumbares; para lesiones tendinosas del codo, como epicondilitis y epitrocleitis; para recuperación funcional del hombro... Así pues, todas ellas están orientadas a la fase final de la recuperación de la lesión, en la que el trabajador no precisa del médico para el seguimiento y son ejercicios que ya tiene que hacer él por su cuenta, y, al mismo tiempo, le van a valer para prevenir que esa lesión no vuelva a aparecer. Además, hay que hacer referencia al programa de prevención de lesiones lumbares que derivó en la entrega al colectivo de fajas de seguridad y trabajo individuales. Por otra parte, a nivel institucional, se mantienen reuniones periódicas de distintos grupos de trabajo en temas de prevención, Salud Laboral y accidentes, constituidos conjuntamente por representantes de la Administración y representantes sindicales, en las que nuestro servicio médico está también representado.

¿Existe alguna relación directa entre la edad del bombero y la aparición de lesiones?
Existe una cierta relación aunque no muy directa. En la última estadística que hemos realizado de accidentes de trabajo, del año 2008 al 2012, el mayor volumen de accidentes se producía siempre entre los 35 y los 45 años, pero sin que hubiera diferencias estadísticamente significativas con los otros grupos de edad más cercanos, sin embargo, sí las hay con las de los grupos de edad más avanzados que realizan menos intervenciones. Respecto a la incidencia de accidentabilidad en ese rango de edad, ésta es prácticamente la misma que la de la población global de bomberos.

En el ámbito de la Medicina Deportiva, ¿qué se hace en España que no se haga fuera y, al contrario, qué se hace fuera de nuestras fronteras que no hagamos aquí? ¿Qué lugar ocupa nuestro país dentro de la Medicina Deportiva?
El nivel científico de la Medicina Deportiva en España es muy bueno y creo que hay muy buenos especialistas. No tenemos nada que envidiar a los especialistas de fuera, pero nosotros tampoco hacemos nada especialmente diferente. Quizá nos falta algo más de dotación en investigación y deberíamos publicar más porque la mayoría de las publicaciones son extranjeras. En este sentido, el nivel de las revistas internacionales es mayor que el de las españolas. Respecto a los equipos y tecnologías, en general, la dotación nacional es buena.

En otro orden de cosas, y dada la situación que estamos viviendo, ¿cómo valora el panorama sanitario español actual? ¿En qué medida están afectando los recortes que se vienen produciendo al manejo de la salud laboral de este colectivo?
Al colectivo de funcionarios lo que más nos ha afectado ha sido la desaparición de los especialistas que teníamos a través de la entidad colaboradora UPAM (Unidad de Prestaciones Asistenciales), de manera que teníamos un cuadro de especialistas que agilizaba la atención inicial y los tratamientos, acortándose así los periodos de baja. Esto ha motivado y, seguramente motivará, que las bajas se alarguen y que aumenten las cifras de accidentabilidad laboral indirectamente.

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