lunes, 8 de abril de 2013

Guerra por las medicinas | Opinión | EL PAÍS

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Guerra por las medicinas

Detrás del pleito entre Novartis e India hay una pugna entre industrias farmacéuticas


El fallo de la Corte Suprema de India denegando a la multinacional Novartis el derecho de patente sobre un nuevo medicamento contra el cáncer, alegando que no es una innovación, ha sido saludado por las ONG como un triunfo de los pobres para tener acceso a las novedades terapéuticas a precio de genérico. Eso es así, pero no porque el medicamento objeto de pleito, Glivec, no sea una verdadera innovación, sino porque el tribunal avala una legislación que otorga a la Oficina de Patentes india la discrecionalidad de decidir si un fármaco es o no innovador, lo que en la práctica supone un mecanismo de excepción en el sistema internacional de patentes.

Hacer pasar por nuevo un viejo medicamento ligeramente modificado es una práctica frecuente y muy criticable en la que incurren algunas compañías farmacéuticas. Pero no es este el caso. Glivec, aprobado para su uso clínico en 2003 por la Food and Drug Administration estadounidense, es una de las pocas novedades terapéuticas de los últimos años verdaderamente disruptivas, es decir, capaces de cambiar el curso de una enfermedad. El tipo de leucemia en el que está indicado, la mieloide crónica, tenía antes una alta mortalidad y ahora los enfermos se curan.

Durante años India ignoró el sistema internacional de patentes, lo que le permitió producir y exportar medicamentos copiados a todo el mundo. Eso facilitó que los Gobiernos de países pobres y las ONG pudieran disponer de tratamientos a precios más asequibles. Tras fuertes presiones, India aceptó someterse a partir de 2005 a las reglas de patentes y en el caso de fármacos ya existentes se comprometió a respetarlas, siempre que fueran una innovación. Novartis presentó solicitud de patente en India para la última forma, mejorada, de Glivec, pero la Oficina de Patentes se la denegó alegando que no suponía una innovación respecto de la forma anterior.

Lo que se dirimía en este pleito no era la innovación, sino quién la determina y cómo. Encontrar una fórmula que garantice el acceso de los países pobres a los nuevos fármacos sigue siendo una asignatura pendiente. El fallo consagra una vía de excepción en el sistema internacional de patentes, en beneficio claro del pujante sector farmacéutico indio, que ha acumulado ya capital suficiente como para tomar posiciones de compra en todo el mundo. Mientras tanto, incluso a precio de genérico fabricado en India, Glivec seguirá fuera del alcance de los más pobres.

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