martes, 4 de junio de 2013

Actuar en medio ambiente es una obligación, según el COMB

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Actuar en medio ambiente es una obligación, según el COMB

El último informe del Colegio de Médicos de Barcelona (COMB) deja constancia de que los profesionales de la salud  tienen la obligación moral de hacer visible la relación entre enfermedades graves y agentes químicos ambientales.
Carmen Fernández. Barcelona   |  04/06/2013 00:00
 

El último informe de la serie Cuadernos de la buena praxis del Colegio de Médicos de Barcelona (COMB) se titula El medio ambiente y la salud y con él la corporación quiere dejar constancia de que los profesionales de la salud  tienen la obligación moral de hacer visible y ayudar a controlar algo que a menudo es excesivamente invisible: la relación causal entre determinadas enfermedades graves y ciertos agentes químicos ambientales.
Las relaciones entre el medio ambiente y la salud son complejas porque la calidad del aire, el agua, los alimentos, las radiaciones, el ambiente urbano, la vivienda y el lugar de trabajo pueden afectar a los humanos a través de muchas vías; especialmente a fetos y bebés, niños, mujeres, enfermos crónicos, personas mayores y población desfavorecida. Pero la corporación, por medio de este informe, coordinado por Josep Martí Valls, coordinador del Grupo de Trabajo de Medio Ambiente y Salud del centro de análisis de programas sanitarios, insta a los profesionales a implicarse.

El argumento es este: "Difícilmente podremos exigir a los responsable políticos, representantes de los intereses de la comunidad, o a los técnicos de las diversas administraciones, que pongan en marcha estrategias y programas de prevención de riesgos ambientales para la salud, si los mismos profesionales sanitarios, tanto de salud pública como clínicos, no tienen conocimiento de esta epidemia invisible".
También defiende que "durante la formación universitaria en Ciencias de la Salud se establezca la enseñanza de esta materia (el Parlamento europeo lo llama Medicina del Medio Ambiente) y la formación continuada, con especial énfasis en profesionales de atención primaria y salud comunitaria".

El trabajo informa sobre el conocimiento y la legislación en contaminación atmosférica, los riesgos del cambio climático y enumera y detalla los agentes vinculados a contaminación química: disruptores endocrinos, compuestos orgánicos persistentes, plaguicidas, xenoestrógenos, organoclorados, dioxinas, PCB y metales pesados. También dedica un capítulo a las radiaciones no ionizantes (telefonía móvil, WI-FI y otras tecnologías).

En las recomendaciones generales el informe insiste en la necesidad de hacer visible "la epidemia causada por la contaminación para poder hacerle frente" e "impulsar decididamente la formación en la creciente importancia de los determinantes ambientales de la salud de los profesionales sanitarios que ejercen en la atención directa a los pacientes, para dotarlos de los conocimientos emergentes y que puedan ejercer la profesión con principios de buena praxis".

Aconseja asimismo incorporar en la práctica clínica diaria (antecedentes, historia clínica, investigación) los riegos ambientales, de igual manera que se hace con hábitos tóxicos.

Carné de historia radiológica

La decisión de realizar un examen que conlleva radiaciones debe ser conjunta médico-paciente; evidentemente, debe ser clínicamente pertinente y deben haberse evaluado las circunstancias individuales: embarazadas, mujeres que dan lactancia, niños en crecimiento y, muy importante, la historia de radiaciones anteriores, según el COMB, que cree útil la utilización del carné de historia radiológica de cada paciente, como proponen las sociedades americanas de radiología.

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