miércoles, 26 de junio de 2013

Los riesgos de los antivacunas

BLOG | Salud pública

Los riesgos de los antivacunas

Campaña contra la polio en EEUU en los años 50.| CDCCampaña contra la polio en EEUU en los años 50.| CDC
Si de algo puede presumir la industria farmacéutica es de haber contribuido a erradicar enfermedades terribles. Las vacunas por ella diseñadas han supuesto uno de los grandes avances de la Historia contra las enfermedades. La relación entre el coste y el beneficio que supone la inmunización frente a las infecciones es la mejor entre todas las actuaciones terapéuticas que existen. La viruela ha desaparecido, la poliomilelitis está a punto de hacerlo y muchas de las enfermedades comunicables han disminuido radicalmente su incidencia en todo el mundo.

Sin embargo, uno de los grandes progresos de la ciencia lleva años soportando las críticas absurdas de grupos de presión que piensan que las vacunas son algo peligroso para la Humanidad. Sujetos a los que la ciencia les importa muy poco y que acuden a los programas de televisión más chabacanos denunciando, sin datos de calado, que la inmunización de las enfermedades infecciosas es algo peligroso. Aluden a alguna que otra anécdota relacionada con supuestos efectos secundarios de la vacunación y logran sembrar las dudas entre los ciudadanos. La consecuencia es que en algunos países repunta el sarampión o la difteria como consecuencia de la negativa de muchos progenitores a vacunar a sus hijos.

La falta de cultura sanitaria entre la población, unida a la mala información que aportan muchas veces los propios proveedores, es lo que está haciendo, por ejemplo, que la primera vacuna que existe contra un tipo de cáncer no esté logrando las cotas de aceptación que tendría que tener en muchos países del mundo. Entre ellos en EEUU. Un informe reciente de los Centros de Control de Enfermedades de Atlanta, los conocidos CDC, denunciaba que el 50% de las candidatas estadounidenses a la vacuna del Virus del Papiloma Humano (VPH) no se había inmunizado aún.

El VPH es el responsable de todos los cánceres de cuello de útero (cérvix). En África y en zonas de Latinoamérica, la enfermedad es la primera causa de muerte por cáncer en mujeres. La vacuna frente al VPH está disponible desde hace varios años y la Organización Mundial de la Salud la ha incluido en su programa de vacunación universal. Los gobiernos de los países desarrollados se hacen cargo del coste de la campaña casi siempre y en una gran mayoría de los países en vías de desarrollo existen ayudas suficientes para implementar la vacunación de forma general.

Aún así, el índice de aceptación de la vacuna del VPH es pobre muchas veces. Hay padres que hacen oídos sordos a la oferta y hay, incluso, médicos y enfermeras que contribuyen poco a sensibilizar a la ciudadanía de un avance de esta categoría. ¿Por qué?

Los estudios científicos en los que se cuestionan las razones que justifican una adherencia floja a la vacunación del VPH concluyen casi todos en lo mismo. Falta de información rigurosa y fiable a médicos, enfermeras, maestros y población general. Información avalada por organismos serios en los que no se aprecie el marketing excesivo con el que las farmacéuticas suele acompañar a los productos que ponen en el mercado. Los expertos opinan que hay que dedicar un porcentaje del total de presupuesto de una campaña vacunal al concepto IEC. Es decir: información, educación y comunicación. Si no se contempla con seriedad ese aspecto, la eficacia de la vacunación será mucho más baja de lo que sería deseable. Hasta cierto punto, una tragedia evitable.

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