sábado, 6 de julio de 2013

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Expertos aseguran que la enseñanza de la Medicina en nuestro país es buena aunque se debe poner más énfasis en las habilidades prácticas


Madrid (06-08/07/2013) - Ana Montero

En el marco del curso de verano de la Cátedra de Educación Médica Fundación Lilly-UCM, especialistas en Educación Médica consideran que la enseñanza en Medicina se ha centrado demasiado en la teoría y, además, solicitan la acreditación de las facultades de Medicina y la instauración de estándares de excelencia

El curso de verano anual de la Cátedra de Educación Médica Fundación Lilly-UCM ha reunido este año en El Escorial a especialistas de toda España para analizar la calidad de la enseñanza de la Medicina en nuestro país y evaluar si las Facultades de Medicina y Ciencias de la Salud cumplen los criterios y directrices de calidad que exige el Espacio Europeo de Educación Superior (EEES), planteados como consecuencia de la implantación del Proceso Bolonia, y si los nuevos médicos españoles están preparados para ejercer en un entorno de crisis. “La enseñanza de la Medicina en nuestro país es buena, pero todavía hay margen de mejora, por eso hemos revisado algunos aspectos como la calidad de los centros de enseñanza, de los programas educativos y de los resultados”, ha señalado el profesor Jesús Millán Núñez-Cortés, catedrático de Medicina Interna de la Universidad Complutense de Madrid y director de la Cátedra de Educación Médica Fundación Lilly-UCM.

Uno de los retos que se deben perseguir, según los expertos de los propios centros educativos, es la acreditación y la instauración de los estándares de excelencia definidos por las sociedades correspondientes. Así, tal y como ha explicado el Dr. José Antonio Sacristán, director de la Fundación Lilly, “de cara a conocer cuál es la calidad de la educación médica en España es primordial establecer criterios estandarizados y, posteriormente, medir los resultados. Si no medimos y nos comparamos, será muy difícil que podamos mejorar”. Y es que, en su opinión, “el éxito no debe valorarse exclusivamente por el número de los alumnos que obtiene mejores puntuaciones en el examen MIR”.

Para abordar el tema de la calidad de los centros de enseñanza, ha intervenido Juan Emilio Felíu Albiñana, decano comisario de la Facultad de Medicina de Ciudad Real de la Universidad de Castilla-La Mancha, quien ha analizado la enseñanza de las facultades de Medicina en un entorno de crisis y, al respecto, ha explicado un caso de éxito como es la facultad de Medicina de Ciudad Real, donde la colaboración entre la universidad y el hospital es un hecho, “es un proyecto en cuyo desarrollo lo más importante son las personas y la colaboración”, según sus propias palabras. Por su parte, Jordi Palés Argullós, presidente de la Sociedad Española de Educación Médica, SEDEM, se ha referido a la importancia del clima educativo en las facultades de Medicina, “es una medida de calidad de la educación y es un instrumento para el cambio y la mejora”, ha apuntado.

En el marco de la calidad del proceso educativo, Ricardo Rigual Bonastre, presidente de la Conferencia Nacional de Decanos de Facultades de Medicina de España y decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Valladolid, ha desarrollado el tema de la enseñanza en las asignaturas preclínicas en el nuevo contexto -Declaración de Bolonia- donde se han evidenciado algunas fortalezas, como que el nuevo plan contempla una mayor orientación clínica y más habilidades prácticas y menos clases teóricas, pero también ciertos problemas, como que el descenso de presupuesto complica que se puedan atender nuevas metodologías; la incorporación tardía de los alumnos al primer curso y la simultaneidad de planes de estudio; las dificultades de movilidad; el incremento en el volumen de alumnos; el reconocimiento de materias básicas de rama y la renovación y formación de profesores preclínicos. En este contexto, Rigual ha subrayado que “la formación en educación médica es deficitaria, el profesorado ve la docencia como una carga, con algunas excepciones en ciertas tareas investigadoras”. Así pues, el experto ha insistido en la necesidad de rebajar el numerus clausus, “nuestra ratio está muy por encima de la de los países de nuestro entorno”, ha matizado, y también en la importancia de tener más profesores formados para la implantación de los nuevos planes de estudio.
En cuanto a la calidad de los resultados de la enseñanza de Medicina, ésta se ha analizado desde la percepción del alumno, de la profesión y de la sociedad. Así pues, Laura Martínez de Bujo y Cristina Vila, alumnas de 6º curso de la UCM-Unidad Docente del Hospital General Universitario Gregorio Marañón, han insistido en la necesidad de mejorar en la definición y catalogación de las competencias clínicas y han apostado por la optimización de nuevas estrategias orientadas a la adquisición de competencias clínicas. Así pues, a través de los datos de una encuesta sobre adquisición de competencias que han realizado a los alumnos de último curso, han analizado los cambios que se han producido durante el período 2005-2009, “la mejoría ha sido evidente tras la residentalización del alumno”, y también durante el período 2009-2013, etapa en la que se han introducido la asignatura de Práctica Clínica y el Aula de Habilidades Clínicas, “en este período se ha percibido una escasa variabilidad, quizá se deba a que no ha pasado el tiempo suficiente para que los cambios demuestren su impacto”, han apuntado Martínez y Vila. Además, en la encuesta también se recoge, tal y como han explicado, que los procedimientos clínicos obtenían peores resultados que las habilidades clínicas. Como reto de futuro, han apostado por introducir el Aula de Habilidades Clínicas ya desde cuarto curso y por realizar este tipo de encuestas al final del curso académico, cuando todos los alumnos hayan podido rotar por todos los servicios.

Por su parte, José Manuel Bajo Arenas, presidente de la Federación de Asociaciones Científico Médicas Españolas (FACME), ha subrayado la importancia de la formación médica continuada, “tanto el estudiante, como el residente y el médico son el motor de su formación”, ha señalado, y también ha comparado la formación de Grado que se hacía en el pasado, basada en la teoría, las clases magistrales y la escasa comunicación, con la actual, fundamentada en el razonamiento, la Medicina Basada en la Evidencia, el ensayo clínico y el coloquio, a lo que ha añadido que Bolonia introduce el aprendizaje autónomo y el trabajo en grupo, la enseñanza virtual, la simulación y las decisiones médicas compartidas. También ha puesto de manifiesto la importancia de evaluar los resultados del proceso educativo, “pocas facultades se evalúan y se deberían utilizar estándares y procesos de evaluación externos”, ha concluido.

Asimismo, el experto ha puesto en valor el sistema de formación de residentes, “aunque necesita correcciones”, como ha apostillado. Concretamente, a su juicio, el sistema MIR debería ser más respetuoso en los aspectos laborales y debería mejorar en los mecanismos de selección, “son acendrados, pero deberían incorporar más facetas”, ha argumentado. En esta línea, Bajo Arenas ha lamentado la escasa evaluación postMIR y que no exista en España una entidad con la autoridad del Royal College en materia de acreditación y formación continuada, y, en otro orden de cosas, también se ha referido al concepto de recertificación y a la necesidad de descriminalizar la Medicina.

El punto de vista de la sociedad lo ha aportado José Juan Toharia Cortés, catedrático de Sociología y presidente de Metroscopia, quien ha informado que el 69 por ciento de los mayores de 18 años utilizan solamente la Sanidad pública; un 24 por ciento la pública y la privada, y un 7 por ciento, solo la Sanidad privada. Además, ante la pregunta de si se está a favor de la privatización de la gestión de los hospitales públicos o a favor de seguir como hasta ahora, Toharia ha señalado que el 9 por ciento de los encuestados está a favor de la privatización y un 87 por ciento a favor de seguir como hasta la fecha, independientemente de la tendencia política de los encuestados.


Proceso Bolonia
En lo relativo a los programas de estudios, el Dr. Sacristán ha señalado que “el Proceso de Bolonia ha sido bien aprovechado”, y en lo que respecta a la calidad de los resultados, el profesor Millán ha señalado que la percepción ha ido mejorando en las sucesivas promociones. “En definitiva, el camino es bueno pero todavía le falta recorrido”, ha afirmado.

Así pues, tal y como han ido desgranando todos los expertos que han participado en la Cátedra de Educación Médica Fundación Lilly-UCM, tradicionalmente, la formación del médico se ha centrado demasiado en la teoría. “Es preciso poner mucho más énfasis en las habilidades prácticas, incluyendo aspectos que cada día cobran una mayor relevancia y son imprescindibles para practicar una buena Medicina, tales como los valores médicos, las técnicas de comunicación con el paciente o la Bioética. El médico debería salir de la facultad habiendo interiorizado el hecho de que su función primordial no es tratar enfermedades, sino personas”, ha defendido el Dr. Sacristán.
En este contexto, Bolonia ha supuesto un “punto de inflexión”, en palabras de Rafael van Grieken Salvador, director de la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (ANECA), quien también ha abordado la cuestión de la acreditación, “éste es un proceso que sólo han adoptado algunos países como Alemania, Noruega, Países Bajos o España”, ha informado. Al hilo, el experto ha explicado que los propósitos de la acreditación pasan por promover la movilidad de los estudiantes, por aumentar la transparencia, y por asegurar que ninguna titulación esté por debajo de unos determinados estándares académicos.

Así pues, en esta línea, en la construcción del Espacio Europeo de Educación Superior, en España, se ha planteado la acreditación de las enseñanzas en tres etapas, concretamente, verifica, monitoriza y acredita, y entre los retos, el director de la ANECA se ha referido al proceso de renovación de la acreditación, “éste deberá tener como base la confianza que se establece entre la universidad, los estudiantes y la sociedad, así pues, el proceso de acreditación será una fuente de información para el estudiante y para la sociedad en general, sobre los resultados de aprendizaje de la enseñanza, la garantía de su calidad, la solvencia formativa de los docentes, la adecuación de los servicios…”, ha señalado Rafael van Grieken, que también ha añadido que, para la universidad, éste será un proceso de avance en la mejora continua de sus enseñanzas. Por último, el experto ha hablado de los avances en el marco de la renovación de la acreditación y, en ese contexto, ha explicado la propuesta de acuerdo en el proceso de renovación de la acreditación de la Red Española de Agencias de Calidad Universitaria (REACU), en el que se establecen criterios y directrices de evaluación para la acreditación de títulos oficiales de grado, máster y doctorado.

Como novedad, el experto ha comentado que, en breve, verá la luz una iniciativa, “que se está tramitando en el Ministerio”, como ha matizado, que modifica las cualificaciones de las carreras de cinco años o más para concederles nivel de máster. Así pues los egresados tendrán un título de Grado con una mención que indica que poseen el nivel 3 (máster) de cualificación correspondiente al número de créditos ECTS superados, concretamente, 360 créditos ECTS, 60 de los cuales son de materias vinculadas a máster. De esta manera, los graduados en Medicina y otras titulaciones de cinco años pueden acceder directamente a un programa de doctorado sin necesidad de cursar un máster.


Valores del médico
En otro orden de cosas, la gratitud, la persistencia, la prudencia y la autorregulación son algunos de los valores que distinguen a los estudiantes de Medicina frente a los de otras profesiones, al igual que las fortalezas que más les caracterizan son la humanidad y la sabiduría y el conocimiento. Así se ha puesto de manifiesto en el Estudio “Valores del Médico y su carácter, VADEMECA”, de la Cátedra de Educación Médica Fundación Lilly-UCM, cuyos resultados preliminares se han presentado también en este encuentro y cuyo objetivo es “hacer un retrato robot de los valores del médico, identificar las fortalezas de su carácter y si son naturales o adquiridas”, tal y como ha señalado el profesor Millán. Para ello, la Facultad de Medicina y la Facultad de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid han entrevistado a 80 estudiantes de 6ª curso de Medicina con una encuesta de 240 preguntas, validada internacionalmente, que evalúa los valores de la persona. Estos valores, según ha explicado el profesor Millán, “se dan en mayor medida en los estudiantes de Medicina, si bien todos comparten los de bondad, amor, justicia y autenticidad como las fortalezas más características”. Asimismo, el coraje y la capacidad de contención son las virtudes que se dan con una frecuencia significativamente mayor entre estos estudiantes.

“Sin duda, el futuro médico siente vocación, impulso e interés por la Ciencia y la Biología, pero son la formación y el ejercicio de la profesión los que modulan esos valores”, ha indicado el profesor Millán, quien también ha planteado si estos valores se dan por igual en los alumnos de postgrado que en los especialistas en formación (MIR). Por su parte, el Dr. José Antonio Gutiérrez Fuentes, consejero honorífico de la Fundación Lilly, ha añadido que “las aptitudes poco valen sin la debida actitud y esfuerzo y los dos valores fundamentales que debe reunir un médico son el conocimiento y el amor por su profesión y, por tanto, por sus pacientes”.

Por su parte, Emilio Sanz Álvarez, decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de La Laguna y secretario de la Conferencia Nacional de Decanos de Facultades de Medicina, ha ahondado en la necesidad de promover la formación en Ética y valores y ha señalado que un programa longitudinal de Ética debería procurar la generación de sensibilidad y habilidades morales; expandir el horizonte intelectual de los estudiantes; inculcar categorías éticas; enseñar procedimientos para la toma de decisiones morales y promover una visión crítica de la Medicina actual.

“Estudios de campo sugieren que existe una tendencia negativa en el progreso ético durante la carrera de Medicina, de hecho, los principios morales se erosionan o se pierden durante la carrera, se produce un decrecimiento de la sensibilidad moral”, ha señalado el experto.

Como retos de futuro, el secretario de la Conferencia Nacional de Decanos de Facultades de Medicina ha señalado la necesidad de analizar la situación real de la enseñanza de la Bioética y los valores en las facultades de Medicina, tanto de los programas, donde debe existir una coordinación y una generación de materiales educativos comunes, como del profesorado.

Por otra parte, durante la jornada, se ha rendido homenaje al profesor Amador Schüller por su labor como médico y maestro en el saber y el arte de la Medicina.

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