viernes, 27 de diciembre de 2013

Gallardón asegura que la ley del aborto es “la más progresista” del Gobierno | Sociedad | EL PAÍS

Gallardón asegura que la ley del aborto es “la más progresista” del Gobierno | Sociedad | EL PAÍS

Gallardón asegura que la ley del aborto es “la más progresista” del Gobierno

El ministro de Justicia defiende en dos entrevistas que la reforma prevista no se modificará

"Yo sí tendría un hijo con malformaciones graves", dice



Alberto Ruiz-Gallardón la semana pasada durante la presentación del anteproyecto. / CHEMA MOYA (EFE)
El ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, ha defendido su reforma de la ley del aborto en dos entrevistas en los diarios La Razón y Abc, ambos de corte conservador. Según ha expresado el ministro, la norma es la "más avanzada y progresista" que ha hecho el Gobierno. Gallardón también asegura que, pese a las voces disonantes que han surgido incluso en su propio partido, la ley del aborto "no se modificará" en el Congreso porque, expresa, era un "compromiso" del Partido Popular.
La nueva norma pretende eliminar el aborto como derecho hasta las 14 semanas de gestación,  aprobado en 2010 por el Ejecutivo socialista de José Luis Rodríguez Zapatero. En su lugar, Gallardón ha diseñado un sistema de supuestos que se limita a permitir la interrupción voluntaria del embarazo en los casos de violación o grave riesgo para la salud física o psíquica de la mujer. Los supuestos de malformaciones graves pero no mortales del feto quedarán fuera. "Si se establecen niveles de protección en función de la capacidad del feto, ¿qué impide que otra legislación lo haga extensible a los ya nacidos?", se pregunta el ministro en Abc. Además, ha añadido: "Yo sí tendría un hijo con malformaciones graves; es una convicción personal".
El titular de Justicia niega que el aborto sea un derecho de la mujer. "El aborto no es un derecho; el aborto es un drama, una tragedia personal", expresa. Según sostiene, la ley de plazos —que en su opinión asimila el aborto a un método anticonceptivo— es "contraria  a la interpretación que el Tribunal Constitucional ha hecho del derecho a la vida". Este tribunal, sin embargo, aún no se ha pronunciado sobre la constitucionalidad de la norma socialista de 2010, recurrida por el PP.
Gallardón se ha cuidado de ligar su propuesta de ley con la disminución de los abortos. "Esta es una ley justa, progresista, sea cual fuera la evolución estadística en el número de abortos que se produzcan en España", afirma en La Razón. En 2012, con la ley de plazos que ahora se busca derogar en vigor, los abortos cayeron un 5% hasta los 112.390 anuales, cerca de 6.000 interrumpciones voluntarias de embarazado menos que un año antes. La cifra es también inferior a la de 2008, cuando estaba en vigor la ley de plazos aprobada a mediados de los ochenta. Entre las razones se apunta a la disminución de la población extranjera, el uso de anticonceptivos y la normalización de la prestación.
En respuesta a las voces que, como el portavoz del PP en el Parlamento vasco, Borja Sémper, o la delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes, han cuestionado algunos aspectos de su propuesta, Gallardón recuerda que el PP incluía en su programa electoral la modificación de la ley de plazos. "Todos los que fuimos candidatos en las últimas elecciones no solo leímos [el programa], sino que lo asumimos como propio. Cualquier cargo del partido que aceptase ocupar un cargo electo o de responsabilidad sustentado en ese contrato que firmamos con los ciudadanos no puede decir ahora que tenía reserva mental sobre alguna de las partes", sostiene.
Según asegura Gallardón en ambas entrevistas, todo el Gobierno, con el presidente Mariano Rajoy a la cabeza, apoya decididamente la reforma presentada hace una semana. "Tenemos el respaldo de nuestro presidente que, en contra de lo que algunos critican, ha demostrado ser un presidente con convicción, con coraje y con capacidad de decisión", defiende.
El titular de Justicia insiste en cargar contra "la izquierda" y lo que denomina, "presunta superioridad moral". Según expresa, "La izquierda está acostumbrada a que cuando pierden las elecciones y gobiernan los partidos populares estos gestionen de forma distinta, pero sin cambiar aquellas leyes sobre las que la propia izquierda cree que tiene el monopolio de la legitimidad. Entre ellas estaba la ley del aborto".

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