lunes, 17 de febrero de 2014

Telemedicina: no era tan fácil - DiarioMedico.com

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EVOLUCIÓN EN EL TIEMPO

Telemedicina: no era tan fácil

Problemas tecnológicos, organizativos y económicos han impedido que los pilotajes se conviertan en rutina clínica. La extensión de la HCE y la accesibilidad a la tecnología gracias a móviles y tabletas ayudarán a salvar algunos escollos.
Rosalía Sierra. Madrid | rsierra@diariomedico.com   |  17/02/2014 00:00

La información fluirá libremente entre los profesionales sin ningún tipo de barrera física ni conceptual. Se desarrollará la telemedicina y la información hospitalaria estará también disponible a nivel ambulatorio, para que el paciente tenga cercana esa información en su punto de atención primaria". Éste era uno de los aspectos fundamentales del hospital del siglo XXI según un análisis realizado por este periódico a seis años vista en 1994.
Han pasado veinte... y "telemedicina empieza a ser una palabra denostada, precisamente porque se han puesto en marcha cientos de pilotos que han quedado en nada", afirma Francisco Javier Perdices, director de eHealth en Artica Telemedicina.
  • "Los resultados a veces no son buenos porque la tecnología por sí sola no consigue nada; su función debe ser facilitar el cambio en los procesos", dice Jaume Raventós
Y es que, durante las últimas dos décadas, el Sistema Nacional de Salud ha vivido "una pilotitis aguda basada en una confianza absurda en que la tecnología por sí sola podía cambiar las cosas", según Salvador Peiró, director del Área de Investigación en Servicios de Salud del Centro Superior de Investigación en Salud Pública (Csisp) de la Consejería de Sanidad de la Generalitat Valenciana.
Todos los expertos consultados por Diario Médico coinciden en afirmar que "la introducción de la telemedicina requiere revisar los procesos, cambiar la organización", en palabras de Bernardo Valdivieso, director del Área de Atención Domiciliaria y Telemedicina del Departamento de Salud Valencia-La Fe.
Palanca de cambio
En este sentido, Jaume Raventós, director de eHealth de Telefónica España, piensa que "los resultados de los pilotos muchas veces no son buenos porque la tecnología por sí sola no consigue nada; su función debe ser facilitar el cambio en los procesos clínicos".
El mayor problema para el despliegue de la telemedicina es que "los que hablaban del futuro sin estar en el ajo, son los que ahora dicen que va mal, y es porque se pensaban que la cosa era más fácil de lo que realmente es", sentencia Carlos Hernández Salvador, director de la Unidad de Telemedicina del Instituto de Salud Carlos III.
  • La clave de muchos proyectos fallidos está en no considerar la comorbilidad, cuando, por ejemplo, sólo un 9 por ciento de los diabéticos padecen únicamente diabetes
El primer mito de la telemedicina que Hernández Salvador desmonta es el de que "la tecnología está lista, sólo falta implantarla".
A su juicio, "depende de sobre lo que hablemos: aún queda mucho por trabajar hasta la completa extensión de la historia clínica electrónica (HCE), y la mayor parte de los modelos de historia que hay en las comunidades autónomas no soportan los desarrollos necesarios para hacer una telemedicina real con pacientes complejos".
  • La tecnología móvil ha puesto internet al alcance de todas las manos, lo que facilitará la puesta en marcha de proyectos que hace unos años podían ser inviables
Y es que justo ésa es la clave de muchos fracasos: según un estudio de comorbilidad realizado por el Carlos III como parte de un gran proyecto de eSalud, "sólo un 9 por ciento de los diabéticos tiene sólo diabetes; apenas un 10 por ciento de los pacientes de EPOC tiene sólo EPOC, y lo mismo ocurre con un 4,5 por ciento de los pacientes con insuficiencia cardiaca".
Durante muchos años, reflexiona Hernández Salvador, "se han hecho inversiones muy fuertes en TIC sin tener en cuenta estos factores, desarrollando sistemas de información que nacieron ya obsoletos".
Sobreinformación
Además, la comorbilidad tiene un factor de complicación añadido para el desarrollo de proyectos: "La tecnología necesita ser inteligente para filtrar la información y ayudar a la toma de decisiones, porque si no la sobrecarga de datos hace inútil el programa", dice Valdivieso, y coincide con él Peiró: "Se maneja un volumen de información mucho mayor del necesario para tomar decisiones clínicas". Además, en su opinión, la sobrecarga llega también al paciente, que "se convierte en más dependiente del sistema, cuando lo que se busca con la telemedicina es justo lo contrario".
Vistos los escollos tecnológicos y organizativos, ¿dónde quedan los grandes ahorros que la atención remota prometía conseguir? Pues no se sabe. "Si se siguen analizando las TIC con metodología de ensayo clínico, como se ha hecho hasta ahora en los pilotajes, ninguna resultará coste-efectiva", desvela Hernández Salvador.
En este sentido, uno de los mayores problemas de los pilotos en telemedicina es que no eran escalables: "Cuando se baja a la realidad vemos que el mismo servicio telemático actúa de manera diferente en unos pacientes que en otros" y, más allá de su efectividad, está el "alto coste que supondría, insostenible actualmente, según Perdices.
Según su parecer, el problema económico es que "no se ha encontrado el modelo de negocio adecuado para hacer sostenible la telemedicina. Los que se han intentado hasta ahora no han dado los resultados adecuados y estaban poco trabajados", y Hernández Salvador coincide en afirmar que "no hay evidencia suficiente sobre las ventajas económicas de la telemedicina".
Y estando las cosas como están, la inversión necesaria para desarrollar proyectos se vigila al céntimo: "Somos mucho más exigentes con los resultados económicos con la telemedicina que con otras TIC puestas en marcha, como la HCE", reconoce Raventós. ?
"No es un fracaso"
Pero las vallas están para saltarlas, y Hernández Salvador se muestra optimista con respecto al futuro: "No tengo sensación de fracaso. Nadie se plantearía dejar de investigar en Oncología porque es muy difícil acabar con el cáncer; la telemedicina necesita seguir evolucionando para implantarse realmente. Por ejemplo, abriéndose hacia el reto futuro de los sistemas: la atención domiciliaria y sociosanitaria", dado que este tipo de atención remota "evitará reagudizaciones en crónicos e ingresos, por lo que resultará coste-efectiva siempre".
Una buena noticia, además, es que ya se ha derribado la barrera de la tecnología en el usuario: "Hace 5 ó 10 años las TIC no tenían la penetración suficiente en la población y no estaban maduras, pero ahora, gracias a los smartphones y tabletas, están en todas partes, y cada vez más entre la gente mayor", explica Perdices, que ve en el selftracking -el uso de aplicaciones móviles para controlar factores de salud y estilo de vida- el futuro de la telemedicina: "El mayor avance vendrá del lado de los ciudadanos, no del sistema".

Tres estudios que dan fe de la controversia en torno a la utilidad de la telemedicina

Voto a favor
Un trabajo de la Universidad de Australia del Sur demostró con un metanálisis de 14 ensayos que es efectiva; mejora el resultado clínico con un 21 por ciento menos de ingresos y un 20 por ciento menos de mortalidad.
Voto en contra
Un equipo de la Universidad de Berlín concluyó que no es efectiva, ya que en una cohorte de 710 pacientes no observaron reducción de la mortalidad por cualquier causa.
Voto 'sí pero no'
Investigadores de la Universidad de Ottawa vieron un uso prometedor, al ser efectiva en ver precozmente síntomas, pero no hallaron evidencia de mejora en la condición clínica. A conclusión similar llegó un equipo mixto de las universidades de Londres y Edimburgo, que observó reducción de ingresos en hospital, pero no mejoras en calidad de vida ni en las visitas a Urgencias.

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