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bioetica & debat - Artículos
Ética y ecología : La dimensión bioética de la paradoja geopolítica mundial del año 2030
LA DIMENSIÓN BIOÉTICA DE LA PARADOJA GEOPOLÍTICA MUNDIAL DEL AÑO 2030
Carlos Eduardo de Jesús Sierra Cuartas
Profesor Asociado, Universidad Nacional de Colombia
Miembro del Comité de Ética de la Investigación, Universidad Nacional de Colombia, Sede Medellín
Un reciente informe para el presidente Barack Obama
Es algo habitual que, en la cultura política estadounidense, el National Intelligence Council de la CIA elabore una prospectiva acerca de la geopolítica mundial cada vez que un nuevo presidente inicia su período de gobierno en el gran coloso del norte. El más reciente informe al respecto corresponde al pasado mes de enero, cuando Barack Obama asumió su segundo período presidencial. La información allí consignada, correspondiente al año 2030, resulta bastante sugestiva. Veamos.
Para dicho año, de acuerdo con las proyecciones de la CIA, cabe contar, por una parte, con los Estados Unidos y el bloque JAFRU en la categoría de las potencias antiguas. Recordemos que el bloque JAFRU está constituido por Japón, Alemania, Francia y el Reino Unido. A continuación, tenemos el bloque BRICS, el de las potencias emergentes, conformado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, bloque que le hace contrapeso a las potencias antiguas. Ahora bien, cabe esperar así mismo un bloque adicional de potencias, denominado como las potencias intermedias, las cuales surgen como tales a causa de su crecimiento económico y poblacional. En concreto, este bloque, el CINETV, está constituido por Colombia, Indochina, Nigeria, Etiopía, Turquía y Vietnam.
En principio, éste parece un panorama bastante halagüeño para los habitantes de los países del bloque de potencias intermedias si no fuera por el hecho incontestable que es una consecuencia forzosa del ritmo de desarrollo del capitalismo neoliberal en el planeta, una situación paradójica bien reflejada en los respectivos coeficientes de Gini, los cuales reflejan los niveles de inequidad correspondientes. Por ejemplo, para el año 2010, según lo informado por el Banco Mundial, Colombia tenía un índice de Gini de 55,9, mientras que el de Nigeria era de 48,8. Es decir, se trata de una geopolítica surgida en sintonía con el paradigma de las sociedades industriales dominantes, un esquema de civilización que está colapsando, habida cuenta del agotamiento de los recursos energéticos y minerales en el mundo, justo lo que Wim Dierckxsens denomina con tino como el fin mineral de la civilización.
Entre otros autores, el investigador alemán Harald Welzer estima que esta civilización bien podría colapsar dos décadas más adelante, o sea, poco después del año 2030. Así las cosas, cabe preguntarse en forma razonable si tal geopolítica planteada por los expertos de la CIA podrá durar mucho. Por ejemplo, el desarrollo industrial frenético en China podría colapsar en pocas décadas de acuerdo con el parecer del historiador británico Niall Ferguson, dado que dicho país no ha promovido el desarrollo institucional respectivo. De suerte que negar la presente crisis de civilización equivale a incurrir en el síndrome del Titanic. Y, epistemológicamente hablando, los negacionismos conducen per se a callejones sin salida.
Carlos Eduardo de Jesús Sierra Cuartas
Profesor Asociado, Universidad Nacional de Colombia
Miembro del Comité de Ética de la Investigación, Universidad Nacional de Colombia, Sede Medellín
Un reciente informe para el presidente Barack Obama
Es algo habitual que, en la cultura política estadounidense, el National Intelligence Council de la CIA elabore una prospectiva acerca de la geopolítica mundial cada vez que un nuevo presidente inicia su período de gobierno en el gran coloso del norte. El más reciente informe al respecto corresponde al pasado mes de enero, cuando Barack Obama asumió su segundo período presidencial. La información allí consignada, correspondiente al año 2030, resulta bastante sugestiva. Veamos.
Para dicho año, de acuerdo con las proyecciones de la CIA, cabe contar, por una parte, con los Estados Unidos y el bloque JAFRU en la categoría de las potencias antiguas. Recordemos que el bloque JAFRU está constituido por Japón, Alemania, Francia y el Reino Unido. A continuación, tenemos el bloque BRICS, el de las potencias emergentes, conformado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, bloque que le hace contrapeso a las potencias antiguas. Ahora bien, cabe esperar así mismo un bloque adicional de potencias, denominado como las potencias intermedias, las cuales surgen como tales a causa de su crecimiento económico y poblacional. En concreto, este bloque, el CINETV, está constituido por Colombia, Indochina, Nigeria, Etiopía, Turquía y Vietnam.
En principio, éste parece un panorama bastante halagüeño para los habitantes de los países del bloque de potencias intermedias si no fuera por el hecho incontestable que es una consecuencia forzosa del ritmo de desarrollo del capitalismo neoliberal en el planeta, una situación paradójica bien reflejada en los respectivos coeficientes de Gini, los cuales reflejan los niveles de inequidad correspondientes. Por ejemplo, para el año 2010, según lo informado por el Banco Mundial, Colombia tenía un índice de Gini de 55,9, mientras que el de Nigeria era de 48,8. Es decir, se trata de una geopolítica surgida en sintonía con el paradigma de las sociedades industriales dominantes, un esquema de civilización que está colapsando, habida cuenta del agotamiento de los recursos energéticos y minerales en el mundo, justo lo que Wim Dierckxsens denomina con tino como el fin mineral de la civilización.
Entre otros autores, el investigador alemán Harald Welzer estima que esta civilización bien podría colapsar dos décadas más adelante, o sea, poco después del año 2030. Así las cosas, cabe preguntarse en forma razonable si tal geopolítica planteada por los expertos de la CIA podrá durar mucho. Por ejemplo, el desarrollo industrial frenético en China podría colapsar en pocas décadas de acuerdo con el parecer del historiador británico Niall Ferguson, dado que dicho país no ha promovido el desarrollo institucional respectivo. De suerte que negar la presente crisis de civilización equivale a incurrir en el síndrome del Titanic. Y, epistemológicamente hablando, los negacionismos conducen per se a callejones sin salida.
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