miércoles, 12 de marzo de 2014

Tantas razones como mujeres | Sociedad | EL PAÍS

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Tantas razones como mujeres

Los expertos coinciden en que hay infinidad de motivos para la
interrupción de un embarazo. Un 62% abortará aunque su caso no esté
amparado por la nueva ley





Madrid

11 MAR 2014 - 23:51 CET


 



Simulación de interrupción del embarazo en un quirófano de la Clínica Mediterráneo de Valencia. / MÓNICA TORRES




Las trabajadoras sociales y las profesionales que trabajan en las
clínicas que realizan abortos suelen remarcar que hay tantas razones
para interrumpir un embarazo como mujeres. También que quienes se
encuentran frente a un embarazo no deseado buscarán los medios para
abortar. Los datos apuntalan esta teoría, surgida de la experiencia de
escuchar cientos de miles de testimonios durante años. Ningún cambio en
su situación social, económica o laboral hubiera hecho cambiar de idea
al 41% de las mujeres que interrumpieron su embarazo. Y más del 62%
afirma que si su caso no estuviera amparado por la nueva ley —que
permitirá el aborto solo en casos de violación o riesgo para su salud—,
abortaría de todas formas: el 31,94% viajaría al extranjero y el 30,37%
trataría de hacerlo en España, de manera clandestina.


Las cifras, que se desprenden del estudio Condiciones que motivan el aborto provocado, realizado por la Asociación de Clínicas Acreditadas para la Interrupción del Embarazo
a través de entrevistas personales a más de 6.000 mujeres, muestran
también que son una minoría, el 30%, quienes optarían por continuar el
embarazo debido a las restricciones de la ley. “La gran mayoría de las
mujeres que aborta lo hacen porque no desean ser madres”, apunta la
presidenta de Acai, Francisca García, directora también de una clínica
sevillana. “Es más, la mayoría de quienes decidirían seguir adelante con
la gestación si la ley no les permitiera abortar asegura que esto le
supondría una angustia grave”, incide García.



Solo un 30% optaría por continuar el embarazo por los límites de la norma
Las vivencias y los testimonios de las mujeres que acuden a las
clínicas para interrumpir su embarazo desmienten en parte las teorías de
quienes aseguran que si la mujer tuviera más apoyos cambiaría de idea.
“Esto puede ser así en algunos casos, pero no en la amplísima mayoría.
La parte económica y laboral influye, pero las razones son muy
personales. Se trata de embarazos no planificados, no deseados”, comenta
tajante Victoria Virtudes, de la Clínica El Bosque.





La trabajadora social Luisa Torres, que ha escuchado miles de casos
durante años, es de las que piensan que las razones son demasiado
diversas para clasificarlas. Recuerda, por ejemplo, el caso de una mujer
de 33 años y madre ya de un hijo, sin problemas económicos, pero sin
deseos de ser madre de nuevo. También el de aquella otra de 25 que
acababa de comenzar en su primer trabajo y que explicaba que si se
hubieran dado otras circunstancias… Dos caras de un prisma complejo.
Tampoco hay que olvidar los casos de las mujeres que abortan por razones
sanitarias (un 5,7% de las más de 112.000 que interrumpieron su
embarazo en 2012, según los datos del Ministerio de Sanidad) o por
malformaciones fetales graves o extremadamente graves (un 3%).



La situación laboral influye en la decisión, pero es solo un factor más
Son razones personales. Y la ley ampara que puedan tener esa libertad
de decidir hasta la semana 14 de gestación —tras eso se puede abortar
por riesgos para la salud o malformación—, sin tener que especificar
detalles. Una opción que la reforma de la ley del aborto, impulsada por el Ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón y aprobada por el Gobierno de Rajoy,
eliminará. La nueva ley solo permitirá el aborto en casos de violación o
riesgo para la salud física o psicológica de la mujer; algo que tendrá
que demostrar con el dictamen de dos médicos. La futura ley, que
traslada a España a una de las posiciones más restrictivas de Europa,
dejaría fuera de los supuestos legales a muchas mujeres. O las
obligaría, matizan los expertos, a alegar riesgo psicológico para
interrumpir su embarazo. Como se hacía desde 1985 hasta 2010.


“Quienes están seguras de que no quieren ser madres abortarán igual.
Cuando en España el aborto estaba prohibido se seguía haciendo, el
problema son las condiciones”, apunta Virtudes. Un argumento similar al
de la presidenta de Acai, que alerta de que el número de abortos
realizados en España disminuirá, pero engañosamente porque no se tendrá
en cuenta los que se hacen en el extranjero o los irregulares. “Cuando
las mujeres hablan de sus opciones, si en España no pudieran acceder a
esta prestación, hablan de viajar a países cercanos, como Francia o
Portugal, donde tienen leyes como la que hay ahora en España. Pero no
todas se lo pueden permitir”, añade Virtudes.



Antes de 1985, las clínicas británicas atendían a unas 20.000 españolas
Antes de que el aborto se despenalizara en España (1985), las mujeres
viajaban a Londres. Las clínicas británicas llegaron a contratar
personal hispanohablante para atender a las alrededor de 20.000
españolas que, ayudadas muchas veces por organizaciones de mujeres,
acudían a interrumpir su embarazo a ese país. En 1974, cuando los
anticonceptivos estaban prohibidos en España, la Fiscalía del Tribunal
Supremo estimó que pese a que se consideraba un delito en cualquier
circunstancia, en España se realizaban unos 300.000 abortos al año
—cifra que los más conservadores consideraron disparatada—. Todos
clandestinos, por supuesto.


La historia y los datos refuerzan las teorías de los expertos en salud reproductiva que, como Bela Ganatra, de la Organización Mundial de la Salud (OMS),
alertan desde hace años de que las leyes restrictivas no frenan las
interrupciones del embarazo. De hecho, Ganatra estima que cada año se
realizan unos 20 millones de abortos por personal no cualificado y en
circuitos irregulares. El 97%, como muestra un estudio con cifras de
esta organización publicado en la prestigiosa revista The Lancet,
en países en desarrollo, donde las leyes o los sistemas sanitarios
frenan el acceso a esta prestación. Abortos inseguros y peligrosos, que
pueden suponer un problema sanitario importante para las mujeres. En
Sudáfrica, por ejemplo, tras liberalizar la prestación las muertes
relacionadas con la interrupción voluntaria del embarazo bajaron un 91%.



Victoria Virtudes: “Hablan de viajar a Francia o Portugal si aquí se limita”
En los países desarrollados que tienen leyes restrictivas, la
regulación tampoco actúa como un elemento disuasorio. En Polonia o
Irlanda existe aborto clandestino. También, concreta el ginecólogo
austriaco Christian Fiala, experto y promotor de un museo en Viena sobre
la interrupción voluntaria del embarazo en la historia, hay un gran
desarrollo del turismo para abortar. Por no hablar, apunta, del aborto
farmacológico. Una fórmula utilizada, por ejemplo, en muchos países de
Latinoamérica donde las leyes impiden el aborto, lo dificultan o es
demasiado costoso. “Si una mujer desea abortar lo hará igual. Antes se
hacía con hierbas como ruda, o con útiles domésticos si no había dinero
para pagar el billete a Londres, ahora los métodos o los conocimientos
son más modernos; pero la esencia es la misma”, dice Virtudes.



La nueva ley

La Ley Orgánica de Protección de los Derechos del Concebido y de la
Mujer Embarazada, aprobada en diciembre por el Gobierno y que ahora debe
pasar por los trámites parlamentarios, permite el aborto solo en dos
supuestos: violación (hasta la semana 12 de gestación) o problemas de
salud (hasta la semana 22).


* Para alegar riesgo para la salud física o psicológica de la mujer,
esta deberá contar con el dictamen firmado por dos médicos. Estos
tendrán que constatar que existe “menoscabo importante y duradero” para
la salud física y psíquica o un peligro importante para su vida.


* La norma da la opción de interrumpir el embarazo sin plazo si se
detecta una malformación incompatible con la vida y esta causa un daño
psicológico para la mujer. Algo que deberá constatar con dos informes
médicos, uno suyo y otro del diagnóstico prenatal.


* La ley, que vuelve a un sistema de supuestos,ha recibido la oposición de numerosas sociedades médicas y científicas.


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