lunes, 14 de abril de 2014

"En AP no queda otra que el liderazgo venga de la profesión" - DiarioMedico.com

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30 ANIVERSARIO DE LA REFORMA DE AP

"En AP no queda otra que el liderazgo venga de la profesión"

Juan Simó, médico de Familia, analiza los 30 años de la reforma de atención primaria tras recabar el parecer de 28 colegas del primer nivel asistencial.
Álvaro Sánchez León. Madrid | alvaro.sanchez@colaboradoresunidadeditorial.es   |  14/04/2014 00:00

Juan Simó
Juan Simó es médico de Familia en el CS de Rochapea (Pamplona). (DM)
Juan Simó lleva 23 años como médico de Familia. 22 de ellos los ha trabajado en atención primaria. Ahora lo hace en el Centro de Salud de Rochapea (Pamplona). Desde 2012 saca adelante el blog saluddineroy.blogspot.com, una plataforma que se ha convertido en una de las tribunas del primer nivel asistencial. Por ahí pasan cada semana referentes de todos los perfiles de primaria.
Coindiciendo con el 30 aniversario de la reforma de atención primaria, Simó ha hecho 28 entrevistas a médicos senior, junior, gestores, enfermeros... Tiene claro que no se trata de una muestra representativa, pero sí de una muestra natural, sincera y libre. Con sus conversaciones con profesionales de AP como telón de fondo y con el conocimiento acumulado de más de dos décadas de consulta, Simó se convierte en el entrevistador entrevistado.
  • El gen del médico de Familia ha sido reprimido por una organización que no le ha transferido nunca un gramo de poder, ni tan siquiera en el ámbito de lo micro-organizativo
PREGUNTA. ¿Cree que está siendo constructivo el debate sobre AP, o proliferan las quejas sobre las propuestas concretas?
RESPUESTA. 
No detecto ningún debate ni constructivo ni destructivo respecto de lo que debe ser ni hacia dónde debe ir la Medicina de Familia en la atención primaria española. El modelo está agotado y en descomposición, por muchos años más que podamos seguir así por simple inercia acomodaticia.
P. ¿Ve indicios de una revolución profesional del nivel desde dentro?
R. 
El gen profesional del médico de familia ha sido reprimido por una organización que no le ha transferido nunca un gramo de poder, ni tan siquiera desde el punto de vista micro-organizativo. El empoderamiento profesional y el profesionalismo no han sido nunca el motor de los cambios. Esta es la única salida que le queda a la atención primaria española. El liderazgo político, cuyo ejemplo emblemático más reciente ha sido la Estrategia AP21, es incapaz de hacer evolucionar el modelo. Es más necesaria una evolución que una revolución, pero ni de eso son capaces nuestros políticos. No queda otra que el liderazgo venga de la profesión. Cualquier camino empieza por el primer paso, y éste pasa por la urgente unificación de las tres sociedades de médicos de Familia.
  • La primaria es el principal dispositivo contra la inequidad que tenemos en la sanidad pública al reducir las diferencias de salud asociadas al nivel socioeconómico
P. ¿Considera que los médicos de Familia jóvenes están siendo un revulsivo para reconstruir la atención primaria?
R.
 Los médicos de Familia recién especializados no empiezan a trabajar establemente en un centro de salud al poco tiempo de terminar su especialidad como ocurría durante los primeros diez o quince años de la reforma. A un número creciente les espera la emigración. Otros tendrán la suerte de concatenar sustituciones. Otros terminarán en urgencias hospitalarias o ambulatorias. Y otros, ni eso. Aumentará la mendicidad profesional. Mientras tanto, la recirculación en el MIR amortigua todo ello. Así no se puede ser revulsivo. Los cambios sólo pueden venir si se involucran las generaciones intermedias y a éstas las respaldan las mentes privilegiadas de las nuevas y viejas generaciones.
Desconfianza general
P. ¿En quién confía el médico de AP para que resurja la atención primaria? 
R. 
Creo que en nadie, ni tan siquiera, y esto duele, en sí mismo. La primaria siempre ha estado muy tutorizada por la Administración. Y no es lo mismo estar tutorizado que apoyado, o empoderado. En la mayoría de los países desarrollados es impensable que a los médicos de Familia se les diga cómo tienen que organizarse hasta el mínimo detalle en sus consultas y centros de trabajo. Pero esta tutoría, que al principio de la reforma pudo tener cierto sentido y percibirse como apoyo, ha devenido en rigidez, ha reprimido el gen profesional del médico de Familia y ha matado toda posibilidad de que desde abajo surja la diversidad micro-organizativa.
  • La AP y el médico de Familia deben ser para todos, o nunca serán. El mutualismo administrativo es un anacronismo procedente de las postrimerías del franquismo".
P. ¿El paciente participa en la mejora del nivel?
R. 
Poco, porque los cauces formales establecidos son escasos. Eso no significa que no exista un porcentaje creciente de pacientes, especialmente entre los que más la utilizan, con un buen concepto y muy satisfechos con la atención que reciben en su centro de salud. Los pacientes saben muy bien que cuando encuentran un buen médico o enfermera de Familia, encuentran un tesoro. Pero no se puede estimar lo que no se conoce. En España tenemos una dualidad sanitaria que atenta con la equidad y la eficiencia. Determinados grupos socioeconómicos poderosos e influyentes no cuentan dentro de su esquema de atención sanitaria financiada públicamente con un médico de Familia con cupo identificable, agente del paciente y su familia, que atienda de inicio todo tipo de problema de salud de forma longitudinal. Es lo que he llamado el descremado sociológico de la atención primaria. Se priva así a ésta de la mayor capacidad de influencia que tienen para hacer que mejoren las cosas los grupos sociales más formados, informados e influyentes. El médico de Familia y la atención primaria deben ser para todos o nunca serán. El mutualismo administrativo es un anacronismo procedente de las postrimerías del franquismo, predemocrático, preconstitucional e injustificable.
QUEJA o CAMBIO
P. Después de 28 entrevistas a profesionales a pie de primaria, ¿cuál es su diagnóstico de la AP?
R.
 Es evidente que la reforma ligada a la creación de los centros de salud y la especialidad de Familia supuso una mejora importantísima respecto a la situación previa. Pero decir esto, treinta años después, es ya no decir nada... Creo que la principal aportación de la primaria durante estas tres décadas ha sido la equidad. La atención primaria es el principal dispositivo contra la inequidad que tenemos en la sanidad pública. Al reducir las diferencias en salud asociadas al nivel socioeconómico, mejora el nivel de salud agregado de la población. Afirmar esto no implica dejar de reconocer también cómo el estancamiento, la parálisis y el marasmo campan a sus anchas en nuestra primaria. Como en el cuento, la atención primaria está desnuda (poca financiación, poco poder dentro del sistema, etc.) y descalza (nula autonomía micro-organizativa), y parte de los profesionales no lo ven y no perciben la necesidad urgente de cambios. Como mucho, prevalece la queja como modus vivendi contagioso. Y lo más preocupante: el interés político en no tener una primaria para todos.
P. ¿Y cuál es su propuesta de tratamiento?
R.
 Introducir los cambios legislativos necesarios para proporcionar la mayor autonomía posible que favorezca la innovación organizativa. Incluir el mutualismo administrativo, tal y como manda la Ley General de Sanidad. En su defecto, incluir la figura del médico de Familia en el mutualismo administrativo, con cupo identificable de pacientes, agente del paciente y su familia, que atienda de inicio todo tipo de problemas de salud de forma longitudinal. Es decir, introducir la primaria en el mutualismo administrativo. 
Como propuesta avanzada, el ejercicio societario de base profesional (no empresarial) entre los médicos de primaria, por cuenta propia de forma independiente y autogestionada. Esta opción permitiría un mayor aprendizaje de la diversidad y atar más en corto el incentivo de lucro y la selección de riesgos. Desde luego es mucho más fácil atar en corto el incentivo de lucro y la selección de riesgos a una Entidad de Base Asociacitiva (EBA) catalana que a Capio. En definitiva, el financiador establece el qué y el cuánto, y los profesionales deciden el cómo".

El 'síndrome del cautiverio' del médico veterano

La situación del médico de Familia veterano la sintetiza Simó destacando "el desencanto que le produce la poca esperanza de ver cambios relevantes durante la recta final hacia la jubilación, que hace que muchos subsistan moralmente recluidos en la jaula de oro de su consulta y plaza en propiedad, abandonados a su suerte por una Administración a la que sienten lejana y autista. Es el síndrome del cautiverio profesional que padece el médico de Familia más veterano".

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