Se disipa la ilusión de los 30.000 euros de coste medio por cada año de vida ganado al Cáncer
Durante la presentación del estudio Oncovalor de Lilly quedó evidenciado que existe poco consenso en que puedan considerarse como criterio inequívoco de límite de coste-efectividad los 30.000 euros por AVAC, año de vida ajustado a calidad, en los tratamientos oncológicos.
Este martes, 17 de febrero, la Cátedra Lilly-Universidad de Alcalá de Innovación y Valor del Medicamento presentó los resultados del informe Oncovalor: El valor de los Fármacos Oncológicos. Elaborado por Outcomes 10, y avalado por la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), se trata del primer trabajo destinado a recoger la perspectiva de pacientes,oncólogos, decisores sanitarios y población general. Concretamente, el objetivo del informe fue analizar la percepción de los distintos actores del sistema sanitario ante la nueva generación de fármacos oncológicos, puestos en relación con el aumento de la supervivencia de los pacientes y la mejora de su calidad de vida, sin perder de vista el coste de los nuevos tratamientos. Durante el encuentro se debatieron los resultados más significativos del estudio, dando lugar a un coloquio en el que representantes de los colectivos recogidos en el documento disertaron sobre el estado actual de la innovación oncológica.
El investigador de Outcomes 10, Luis Lizán, fue el encargado de entrar en el detalle fino del estudio. Según las tablas que comentó existe un paralelismo bastante claro entre las opiniones de los pacientes de cáncer y la sociedad en su conjunto, lo que denotaría una evidente conciencia social hacia temas relacionados con la Oncología. Esta proximidad ideológica, y hasta afectiva, también se apreciaría parcialmente entre los pacientes y los oncólogos que les tratan. La cosa cambia, según Lizán, entre esos colectivos y los decisores administrativos, o pagadores sanitarios, más cicateros en su valoración de los, a veces exiguos, avances de la Oncología Médica, en materia de supervivencia. En números, Lizán distinguió entre los 46.566 euros que los oncólogos estiman para cada AVAC y los 33.000 y pico que calculan los decisores sanitarios.
El debate estuvo servido con el concurso de la directora de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), Belén Crespo, y el presidente de Lilly en España, Javier Ellena. Si la primera defendió que será necesario que los pacientes estén “formados”, si quieren participar en los grandes debates oncológicos; el segundo se quejó de que estrategias como las tarifas planas o los acuerdos de riesgo compartido siempre ataquen por el mismo lado, es decir, por el flanco del medicamento, como si no hubiera otros factores que incidiesen en el gasto sanitario. En lo tocante a la valoración de la calidad de vida que aportan las terapias anticancerígenas, la presidenta del Grupo Español de Pacientes con Cáncer (GEPAC), Begoña Barragán, confesó que su propia vida había ganado en calidad, tras los sucesivos tratamientos que había recibido, rechazando sin embargo las encuestas destinadas a medir esa calidad de vida incremental y poniendo en tela de juicio, por tanto, la validez de su mesuramiento. Finalmente, el participante de la sanidad vasca, Gerardo Cajaraville, aseveró que debemos presupuestar el criterio que adoptemos al encajar las terapias para el cáncer, en sutil referencia a la falta de tino con la que se suelen hacer los presupuestos sanitarios.
PIE DE FOTO: Begoña Barragán, presidenta del Grupo Español de Pacientes con Cáncer (GEPAC); Cristina Avendaño, presidenta de la Sociedad Española de Farmacología Clínica (SEFC); Belén Crespo, directora de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS); y Gerardo Cajaraville, jefe del Servicio de Farmacia y director de calidad y seguridad del paciente en la Fundación Onkologikoa.
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