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En 1996, como respuesta a las inquietudes manifestadas por la comunidad internacional, la Organización Mundial de la Salud (OMS) instituyó el Proyecto Internacional de Campos Electromagnéticos, con el fin de evaluar la evidencia científica disponible hasta la fecha sobre los efectos de la radiación en la salud humana. A partir de entonces, determina y promueve periódicamente las prioridades de investigación relativas a los campos de radiofrecuencia y su impacto sobre la salud, para subsanar la falta de conocimiento existente.
Introducción
La Agencia Internacional de Energía Atómica celebró en diciembre del 2012 en Bonn, Alemania, la ‘Conferencia Internacional para la Protección contra la Radiación en Medicina: planteando escenarios para la próxima década’, adelantada con el propósito específico de identificar los factores que favorecen la protección contra la radiación en la práctica médica. En dicha actividad, copatrocinada por la OMS y avalada por el gobierno alemán a través del Ministerio Federal para el Ambiente, la Conservación de la Naturaleza y la Seguridad Nuclear, hubo 536 asistentes, procedentes de 77 países y vinculados a 16 organizaciones internacionales afines.
Un eje fundamental de la conferencia fue el establecimiento de las responsabilidades de cada actor en la cadena de imágenes diagnósticas, en conjunto con la formulación y priorización de estrategias de protección radiológica para fomentar y aplicar en la próxima década. El planteamiento de estas estrategias se reúne en el documento ‘Bonn Call-for-Action’ (BCA), que puede consultarse haciendo clic en el siguiente enlace: www.fda.gov.
La aplicación de radiación ionizante y algunos materiales radioactivos en procedimientos diagnósticos, intervencionistas y terapéuticos, resulta favorable para millones de pacientes alrededor del mundo cada año. Sin embargo, el uso de estos recursos requiere de un análisis disciplinado, en aras de sopesar cuidadosamente el riesgo del individuo al ser expuesto a la radiación, versus el beneficio que supone la realización de la prueba.
Esto cobra capital interés no sólo para los pacientes, sino también para los médicos, técnicos en radiología, instituciones prestadoras de servicios de salud, sociedad civil, agencias internacionales, investigadores y asociaciones gremiales, toda vez que cada uno de estos eslabones responde por una parte del proceso, de modo que la identificación de dificultades emergentes y el diseño de soluciones para las mismas debe ser el fruto de un trabajo mancomunado y sinérgico, además de armonizado con las actividades y protocolos aceptados a nivel internacional.
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