Indemnizan la demora de mes y medio en implantar un desfibrilador

Un juzgado Contencioso ha responsabilizado al Sergas del fallecimiento súbito de un paciente por tardar 45 días en implantarle un desfibrilador automático que neutralizara las arritmias graves que padecía.

Diego Carrasco. Madrid | 05/04/2016 16:37

El Juzgado Contencioso-administrativo número 2 de Santiago de Compostela ha condenado al Servicio Gallego de Salud (Sergas) a pagar a los familiares de un paciente una indemnización de 70.000 euros por demorar mes y medio la implantación de un desfibrilador automático. La sentencia sostiene que el cuadro médico incurrió en mala praxis porque el enfermo padecía una dolencia cardíaca desde hacía varios años y que podía derivar en una muerte súbita.

Según la demanda, el enfermo sufría una doble lesión valvular aórtica por lo que en 1996 se le colocó una prótesis. En febrero de 2010 se le detectó una insuficiencia cardíaca. Se le realizaron las pruebas correspondientes y cuatro meses más tarde fue incluido en la lista de espera para implantarle un desfibrilador, que no se pudo colocar porque falleció de modo súbito en su domicilio unas semanas después. Para los reclamantes, la arritmia ventricular debió haberse previsto y evitado si no hubiera existido una demora injustificada en la colocación del desfibrilador.

El informe del perito judicial señala que los cardiólogos del Sergas fallaron porque, ya en 2009, reconocieron que se trataba de un paciente de alto riesgo y un año después, en sesión clínica, informaron de su progresivo deterioro. Fue en julio de 2010 cuando decidieron que había que implantarle un desfibrilador automático. El perito subrayó que en personas con alto riesgo de muerte súbita se debe colocar el mismo día en que se detecta.

La sentencia comparte los razonamientos de Alfonso Iglesias, abogado la Asociación de Errores Médicos, al considerar que no se realizaron las "técnicas fundamentales e imprescindibles" para seguir a enfermos con esos antecedentes y diagnóstico. Esas pruebas debieron ser la práctica de "una TC por su aneurisma; un cateterismo por su miocardiopatía dilatada; un holter para medir el riesgo de muerte súbita; una resonancia y los niveles de BNP".

El juzgado concluye que existió un retraso en la implantación del desfibrilador programado, pues se trataba de un paciente que fue experimentando un empeoramiento progresivo hasta que su corazón se fue dilatando con afectación de la válvula aórtica. De tal manera que, aunque en condiciones normales podría esperarse hasta 30 ó 45 días para implantárselo, lo cierto es que el fallecido "llegó al límite de ese plazo sin que se le hubiera colocado".