miércoles, 20 de abril de 2016

"Si además de la vida del paciente, la técnica mejora la profesión del cirujano, mucho mejor"

"Si además de la vida del paciente, la técnica mejora la profesión del cirujano, mucho mejor"

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La urología oncológica, aquella que trata los tumores de riñón, próstata, vejiga, testículo y pene, es una de las disciplinas que más ha evolucionado técnica y tecnológicamente en los últimos años. Hablamos de los avances de este ámbito con Joan Palou, responsable de Urología Oncológica de la Fundació Puigvert de Barcelona.
La unidad de Urología Oncológica que él mismo capitanea es uno de los máximos exponentes, según el Doctor Joan Palou, de los tres pilares que definen a la Fundació Puigvert: asistencia, docencia e investigación. Se trata de un equipo multidisciplinar formado por urólogos, oncólogos, radiólogos, patólogo y radioterapeuta que aborda de manera conjunta cada uno de los casos clínicos que llegan hasta la unidad. Todos ellos realizan una media de 1.200 cirugías al año.
En el caso del tumor de vejiga, el jefe de la unidad de Urología Oncológica de la Puigvert, que forma parte en la elaboración de guías clínicas europeas, afirma que hace tiempo que se trabaja en encontrar marcadores en la orina, que permitan detectar la presencia de células cancerígenas como lo hace el PSA en los casos de próstata. “Aunque es cierto que hay marcadores que detectan proteínas o genes alterados en la orina, todavía no se ha conseguido la especificidad o sensibilidad necesarias”, lamenta Palou, quien desvela, asimismo, que Fundació Puigvert cuenta con una patente para desarrollar un panel de genes que, de estar alterados, denotan que nos encontramos ante un paciente tumoral.
Dentro de las técnicas diagnósticas más avanzadas y en desarrollo de la urología oncológica está la biopsia líquida, que sirve para hacer seguimiento de los pacientes tumorales. Tal y como señala Palou, se analiza el tumor  y, a través de su ADN alterado, se obtiene una especie de DNI del tumor en cuestión. “Si un análisis de sangre u orina no detecta ciertos marcadores que hasta ahora existían es que ya no hay tumor; si aumentan, es que hay recurrencia”, apunta el cirujano, una idea que, en su opinión, “liga de lleno con la evolución hacia una medicina cada vez más personalizada”.

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