lunes, 4 de julio de 2016

'Transferencia de valor' y la 'transparencia' - DiarioMedico.com

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TRIBUNA. CARLOS MACAYA Y LOS MIEMBROS DE LAS 11 SOCIEDADES CIENTÍFICAS DE LA JUNTA DIRECTIVA DE FACME

"Transferencia de valor" y la "transparencia"

Los autores señalan que todas las sociedades que integran Facme apoyan la política de transparencia implantada por Farmaindustria, pero dejan a criterio de los socios decidir sobre la declaración de las transferencias de valor de la industria.
Carlos Macaya y los miembros de las 11 sociedades científicas de la Junta Directiva de FACME   |  04/07/2016 00:00
 
 

La colaboración entre Industria Biomédica y sociedades científicas, y por extensión con todos los profesionales de la salud, no sólo es legítima, sino necesaria, tanto en la generación como en la transmisión del conocimiento. Esta actualización del conocimiento es una obligación, no una opción, del médico, que tiene que repercutir en la calidad de la atención al paciente, que es el gran beneficiado de esta colaboración. Sin embargo, existe un halo de sospecha que nubla esta colaboración y es un lastre, especialmente para la profesión médica. A pesar de que todas las instituciones involucradas se arman de códigos éticos-deontológicos y, más recientemente, de normativas de transparencia, no se termina de alcanzar un marco que regule y satisfaga a todos los agentes involucrados en esta relación, incluidos colegios de médicos y Administración sanitaria, y que despeje definitivamente esa sospecha de complicidad perversa entre médico e industria.
El término transferencia de valor tuvo su origen en Europa (European Federation of Pharmaceutical Industries and Associations - Efpia-) con el nombre de transfers of value, y fue muy pronto adoptado por Farmaindustria, institución que agrupa a prácticamente la totalidad de las compañías farmacéuticas españolas. Al margen de lo que se transfiera, hay un origen (Farmaindustria) y un destino (profesionales sanitarios, fundamentalmente médicos). Queremos resaltar que el sentido es unidireccional. ¿Qué valor es el que se transfiere? Todos coincidimos en que el producto final debiera ser generar y difundir conocimiento y evidencia científica, aportando y actualizando toda la innovación diagnóstica y terapéutica que se va produciendo.
¿Quién y cómo se realiza esa transferencia de valor? Sin lugar a dudas, son las sociedades científicas las que poseen el conocimiento científico más extenso y profundo en cada una de sus especialidades, y es su misión generar y difundir este conocimiento que se vehicula o transfiere a través de la formación continuada, congresos, simposio, etc... Porque los destinatarios de ese valor son los profesionales sanitarios. Entonces, ¿qué papel tiene la industria biomédica? Sufragar los costes que conlleva la transferencia de valor; esto es auspiciar actividades que generen (investigación) y difundan (formación) el más actual conocimiento científico.
Por otro lado, existe una necesidad de establecer una separación nítida entre lo que se invierte en investigar en fármacos (ensayos clínicos promovidos por la industria), promocionar fármacos y dispositivos, y lo que es propiamente formación médica. Esa es la razón de apostar más por una relación industria-organización (sociedades) frente a la de industria-médico.
Libertad y decisión personal
La reciente implantación por Farmaindustria en España de la normativa europea de transparencia ha originado cierta polémica entre la industria y las sociedades científicas. De hecho, estamos asistiendo a una serie de declaraciones sobre el tema que, en ocasiones, no se corresponden con el sentir de las instituciones involucradas. La búsqueda de titulares de reclamo sacados de contexto por parte de algunos medios de comunicación, puede originar recelos y discusiones estériles en el seno de algunas instituciones y sociedades científicas. La Federación de Asociaciones Científico Médicas de España (Facme) no puede apoyar la fiscalización individualizada de la formación continuada. Estos puntos de vista y decisiones no siempre están legalmente soportadas ni contrastadas, y pueden derivar en actuaciones que potencialmente atentaran contra la libertad y decisiones personales y con la ley de protección de datos y el derecho a la intimidad.
Aunque todas las sociedades científicas hemos declarado nuestro apoyo a la política de transparencia, mantenemos, por otra parte, un estricto respeto a las decisiones de los socios que afectan a su intimidad y toma de decisiones de carácter personal en cuanto a la declaración de transferencias de valor. Por ello, la Junta Directiva de Facme ha propuesto las siguientes acciones:
• No interferir ni recomendar a sus socios política alguna de decisión en lo relativo a actuaciones individuales y declaraciones de transferencias de valor con la industria sanitaria. Esta es una decisión que corresponde única y exclusivamente al socio por su carácter íntimo y personal.
• Solicitar un informe jurídico acerca de la legislación existente en la actualidad, nivel y tipo de obligación de declaración sobre la colaboración con la industria biomédica, así como un informe a los asesores fiscales acerca del criterio de imputación de los distintos tipos de transferencias de valor, incluidas las de carácter formativo. Debe hacerse una distinción absoluta en cuanto a honorarios, que obviamente están sujetos a fiscalización y declaración.
• Exigir que se aplique la misma transparencia en la propia industria biomédica y otros agentes involucrados, incluidos Administración y medios de comunicación sanitarios.
En nuestra opinión, la decisión de la industria europea y de Farmaindustria obedece a una estrategia propia en la que han faltado avances en cuanto a su fondo y su forma, y sobre todo a sus efectos. Nuestro temor es que una penalización fiscal para el médico de las actuales actividades formativas de las sociedades científicas, que son independientes, se vaya a un modelo donde la industria organice por sí misma estas actividades, pudiendo quebrar la independencia a contenidos y consagrando un clientelismo de los profesionales a la industria sin intermediarios.
Finalmente, estamos convencidos del aspecto positivo de todas estas iniciativas, que invitan a la reflexión y discusión constructiva. Todas las instituciones involucradas, la industria biomédica, sociedades científicas, colegios de médicos y Administración sanitaria, debemos asegurar un modelo sostenible e independiente de la formación continuada, ya que su cumplimiento es un mandato ético de la profesión médica.

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