sábado, 3 de diciembre de 2016

Casi 4.700 personas han muerto o desaparecido en el Mediterráneo en 2016 - DiarioMedico.com

MSF ANALIZA LOS RESCATES Y PELIGROS

Casi 4.700 personas han muerto o desaparecido en el Mediterráneo en 2016

Médicos Sin Fronteras hace balance en el informe 2016: 10 lecciones sobre la crisis del Mediterráneo de las operaciones de salvamento realizadas este año, que se han saldado con el rescate de 19.708 personas de embarcaciones en el Mediterráneo y con la muerte de casi 4.700. La ONG analiza los retos y las condiciones de los periplos de los inmigrantes.
Redacción | dmredaccion@diariomedico.com   |  02/12/2016 13:37
 
 
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Informe MSF
2016: un año devastador en el Mediterráneo central (MSF)
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Desde el comienzo de las operaciones en abril y hasta el 29 de noviembre de 2016, Médicos Sin Fronteras (MSF) ha rescatado a 19.708 personas de embarcaciones en el Mediterráneo con sus equipos a bordo de tres barcos de búsqueda y rescate en el Mediterráneo, el Dignity IBourbon Argos Aquarius (este último en colaboración con SOS Méditerranée).
Los dispositivos de MSF también han asistido a otras 7.117 personas, rescatadas por otros buques, trasladándolas de forma segura a Italia y facilitándoles atención médica. Al menos una de cada nueve de las personas que han cruzado el Mediterráneo este año ha sido rescatada por los equipos de MSF.
Por ello, MSF ha elaborado un balance de las operaciones de búsqueda y salvamento realizadas por sus equipos en el Mediterráneo central cuyas principales conclusiones son recogidas en el informe 2016: 10 lecciones sobre la crisis del Mediterráneo.
Según el documento, desde el 1 de enero, casi 4.700 hombres, mujeres y niños han muerto al intentar cruzar el Mediterráneo, casi un millar más que en todo 2015 y se ha observado un aumento de la mortalidad en el trayecto entre Libia e Italia. En 2016, 1 de cada 41 personas que intentaron huir de Libia por barco murieron en el intento. "A pesar de las sobrecogedoras cifras y de la enorme pérdida de vidas, la respuesta de la Unión Europea en el Mediterráneo central se ha limitado a declarar la guerra a los traficantes y se ha centrado en adoptar medidas de disuasión y de externalización de fronteras en lugar de salvar vidas y permitir un paso seguro a Europa", explica el informe.
Abusos y violencia
Asimismo se ha observado que los grandes barcos de madera utilizados en 2014 y 2015 han sido sustituidos por botes inflables de un solo uso. Los equipos de MSF rescataron a personas de 134 balsas de goma de pésima calidad y 19 barcos de madera. "Aquellos a quienes rescatamos nos cuentan que han sido retenidos en cuevas, zanjas o agujeros en el suelo durante días o semanas antes de ser forzados a subir a un bote. Hemos escuchado historias de ejecuciones, terribles malos tratos y abusos sexuales que, en algunos casos, constituyen tortura. En contraste frente al año pasado, hemos visto menos personas equipadas con chalecos salvavidas, alimentos, agua y otros suministros para la travesía. Incluso carecían de una cantidad suficiente de combustible", explica el documento. Además, los rescates se producen ahora a cualquier hora del día o de la noche ya que los traficantes envían las flotillas a extras horas para que escapen a los mecanismos de control.
El 16 por ciento de quienes han llegado a Italia son menores y el 88 por ciento no van acompañados de un familiar. "Hubo un caso de una pequeña familia rescatada por el Aquariusque estaba encabezada por un niño de 10 años que viajaba solo con sus hermanos, todos ellos lo suficientemente pequeños como para todavía llevar pañales".
El documento advierte que muchas de las mujeres rescatadas están embarazadas, algunas por deseo propio pero muchas gestaciones son el resultado de violaciones en Libia, en el camino o en sus países de origen. "De hecho, la amenaza de violación es tan conocida que algunas mujeres optan por usar implantes anticonceptivos de larga duración en el brazo antes de emprender el viaje para evitar quedarse embarazadas". En 2016, nacieron cuatro bebés en los buques de salvamento de MSF.
Aunque mujeres y niños son vulnerables, los hombres también entran en esta categoría, ya que algunos huyen de guerras en las que no quieren participar; otros lo hacen de las torturas, del reclutamiento forzoso y de las violaciones masivas de los derechos humanos. "Los hay que escapan de la discriminación en base a su sexualidad, de la violencia, la persecución y la pobreza extrema. Su duro viaje comienza en países que van desde Pakistán, a estados de África subsahariana, como Nigeria o Gambia, o el Cuerno de África, especialmente Eritrea. También hay personas que proceden de naciones de Oriente Próximo devastadas por años de tensión e inestabilidad".
Y su destino principal no es Europa, ya que la inmensa mayoría de refugiados y migrantes han buscado opciones en sus regiones de origen. "Según datos de Acnur, ninguno de los principales países de acogida de refugiados están en Europa: Turquía, Pakistán, Líbano, Irán, Etiopía, Jordania, Kenia, Uganda, la República Democrática del Congo y Chad. Todos ellos juntos acogen a más de la mitad de los refugiados que hay en el mundo. Europa solo ha recibido un pequeño porcentaje de los refugiados, pero sigue centrándose en maneras creativas de mantenerlos alejados en lugar de acoger a aquellos que lo requieren".
Libia no es una opciónMSF ha querido dejar claro que "no es una organización traficante de personas ni forma parte de una operación contra los traficantes. Estamos en el Mediterráneo para salvar vidas, simple y llanamente". Y por eso hacen hincapié en que "interceptar embarcaciones que salen de Libia no es una solución, sino que les condena a más malos tratos, extorsión, esclavitud y abuso físico, sexual y psicológico por parte de las redes de traficantes. De acuerdo al plan de entrenamiento y formación iniciado por la Unión Europea, se espera que la Guardia Costera libia desempeñe un papel clave en las futuras políticas de contención dentro del territorio libio, llevando a cabo operaciones de interceptación, búsqueda, rescate y devolución en sus aguas territoriales. Nuestra experiencia demuestra que interceptar embarcaciones hacinadas y no aptas para navegar puede ser extremadamente peligroso: aquellos que huyen de Libia deben ser rescatados de una manera segura y tranquila y llevados a un puerto seguro donde puedan recibir asistencia, solicitar asilo y otras formas de protección. La situación actual en Libia se traduce en que este país no puede ser considerado un puerto seguro para desembarcar".

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