viernes, 2 de diciembre de 2016

‘Médicos de Familia, médicos de personas’, un libro que retrata la Atención Primaria - OMC Y Colegios - Elmedicointeractivo.com

‘Médicos de Familia, médicos de personas’, un libro que retrata la Atención Primaria - OMC Y Colegios - Elmedicointeractivo.com
El Médico Interactivo

‘Médicos de Familia, médicos de personas’, un libro que retrata pasado, presente y perspectiva de futuro de la AP

Seis facultativos del primer nivel asistencial, jóvenes y expertos, ofrecen en el libro, que ha contado con la ayuda del Colegio de Médicos de Valladolid, su visión desde diversas perspectivas

‘Médicos de Familia, médicos de personas’ es un libro que recoge la visión de seis médicos de familia, jóvenes y expertos, con la que se pretende contribuir a comprender el pasado, presente y la perspectiva de futuro de la Atención Primaria y Medicina de Familia en España. El libro aborda las claves que afectan a los médicos de familia y su entorno de trabajo desde diversas perspectivas: competencias y formación de los médicos de familia, la Medicina rural, la evolución desde el médico de cabecera al especialista en Medicina Familiar y Comunitaria y la relación entre la Atención Primaria y la Hospitalaria.
La obra ha sido editada por los doctores Antonio Otero y Verónica Casado, junto con Julio Martínez, de la editorial Fuente de la Fama, quien como paciente ha querido poner en valor el trabajo y el compromiso de los médicos de Atención Primaria con los ciudadanos. Los tres participan también como autores del libro que ha contado con la colaboración del Colegio de Médicos de Valladolid.
El libro cuenta, además, con la visión y algo más que experiencias de los especialistas en Medicina Familiar y Comunitaria, los doctores Juan José Rodríguez Sendín, Pablo Amigo, José Luis Almudi, Raquel Gómez Bravo y los catedráticos Javier Sábada y Fernando Rey Martínez, quienes hacen unas consideraciones éticas sobre el antes y el después del médico de AP y unas propuestas sobre la protección de la salud como derecho fundamental de configuración legislativa, respectivamente.
El Dr. Antonio Otero, presidente del Colegio de Médicos de Valladolid, abre esta obra con el capítulo titulado ‘Necesarios’ en el que, a través de la historia de un paciente de 65 años, fumador empedernido y enfermo sin posibilidades de tratamiento, recoge el trabajo el trabajo de los médicos de familia, comprometidos con su profesión y sus pacientes. El Dr. Otero retrata magistralmente, a través de las visitas a domicilio que hacía a este paciente al que tan sólo cabía el alivio de los síntomas molestos para procurarle la mejor calidad de vida, la labor y la imagen del médico de cabecera, siempre con el maletín con su fonendoscopio, objetos que simbolizan la práctica médica y que son la imagen del libro.
En ese retrato que hace deja claro que nada de lo que le pasa a un paciente y a su entorno puede pasarle desapercibido al médico, y de ahí que cuanto un médico toma la decisión de “hacer o no hacer, de hacer mucho o hacer poco” haya de basarse en la buena utilización del método clínico: buena entrevista, buena exploración física, juicio diagnóstico, alguna prueba complementaria y decidir qué hacer.
La Dra. Verónica Casado, profesora de Medicina de Familia en la Facultad de Medicina de Valladolid y expresidenta de la Comisión Nacional de Medicina Familiar y Comunitaria, se ocupa en el libro de las competencias y formación de los médicos de familia. En el desarrollo de la Medicina Familiar y Comunitaria expone que se ha ido produciendo una definición clara de las competencias específicas del médico de familia entre ellas la atención a la familia y a la comunidad, competencias relativas a la formación, docencia e investigación.
Se refiere en este capítulo a los valores del médico de familia, resumidos en compromisos: con las personas, y social en relación al uso eficiente de los recursos sanitarios y en evitar activamente la discriminación en el acceso a los servicios de salud. También existe el compromiso con la mejora continua de su labor, con la propia especialidad, con la formación y con la ética.

Estado de bienestar y acceso a la salud

El especialista en Medicina Familiar y Comunitaria, Pablo Amigo Rodríguez, inicia su aportación a esta obra con un recorrido histórico por la figura del médico rural, paralela a la evolución de la AP y de la Sanidad española desde mitad del siglo XIX y la llegada, un siglo después, de los modelos sanitarios universales en Europa y en España, en este caso de la mano de la Constitución.
Explica que la nueva ordenación sanitaria significó nuevos conceptos de trabajo en equipo, con la puesta en marcha de los Equipos de Atención Primaria que aportaron una atención integral al individuo, a la familia y a la comunidad. Ello trajo, desde su punto de vista, una mejora cualitativa en la asistencia y una aproximación del Sistema al usuario.
Partiendo de la visión de un médico cuya trayectoria profesional se ha desarrollado en el ámbito de la AP, el médico de familia José Luis Almudí dedica este capítulo a la evolución y relación entre niveles asistenciales. La interrelación actual entre los dos niveles la percibe como “tensa e insatisfactoria” para todos los agentes que intervienen. El autor atribuye esta situación, entre otros factores, a la falta de comunicación y de diálogo como eje sobre el que pivotan todos los problemas, reflejo de una organización sanitaria muy disfuncional preocupada, bajo su punto de vista, por actuar únicamente sobre el médico de familia, presionándole simplemente para derivar menos.
Las soluciones pasan, a su juicio, por iniciativas de integración mediante la mejora de la comunicación entre niveles, con herramientas y procedimientos que faciliten una “gestión integral” del paciente, favoreciendo la continuidad asistencial.
El futuro de la AP es el objetivo del capítulo escrito por el Dr. Gómez Bravo, que anima a mantener los estándares de la Medicina de Familia con la finalidad de preservarla como eje central del sistema sanitario. Las medidas necesarias para ello pasan, a su juicio, por mayor presupuesto y autonomía profesional, que permitirá la amplitud de la cartera de servicios, su coordinación y la estabilidad laboral. Para ello, se precisa una adecuada redistribución de los recursos existentes.

Auto organización de los profesionales

El Dr. Rodríguez Sendín, presidente de la OMC,  retrata ‘Cuatro décadas de ejercicio profesional en Medicina Rural’ desde la óptica, como médico especialista en Medicina Familiar y Comunitaria, de un Servicio de AP y también desde la visión al frente de la corporación médica. Sobre la AP, describe el antes y después de la creación de la especialidad y de lo que supuso la puesta en marcha de una historia clínica informatizada o la introducción de la ecografía en la práctica clínica en los años 90 que dieron un vuelco en la oferta asistencial y de servicios. Repasa el desarrollo y evolución que ha tenido en los últimos años, a pesar de la baja financiación, la reducción de plantillas, la precariedad laboral y la falta de motivación; y se muestra partidario de unificar las tres sociedades de esta especialidad: SEMFYC, SEMERGEN y SEMG, para actuar al unísono.
La enfermedad es entendida para Julio Martínez, editor del Libro, como un desorden que trastoca de manera inminente e inesperada la vida de quienes la padecen, rompiendo sus horarios, saliéndose de lo cotidiano, convirtiendo a los enfermos en seres dependientes, sembrando dudas sobre quienes son en realidad y quienes están a su lado en medio de la soledad de un frio hospital. Julio Martínez lo cuenta desde la experiencia de su hermano, que padeció cáncer. Pero en medio de ese profundo caos, según cuenta Julio Martínez, aparece la figura del médico arrojando luz y orden a esa oscuridad del paciente. Lecturas que recomienda en su capítulo han hecho reflexionar a este editor sobre cómo los médicos sienten el sufrimiento de sus pacientes, y como es importante entender la cercanía médico-paciente.
La relación del médico con el paciente ha evolucionado a medida que ha aumentado la autonomía del enfermo por medio de leyes e información. El filósofo Javier Sádaba detalla que al facultativo no se le exige que sea un experto en ética, pero sí que sea consciente de cuál es su moral, debido a que tiene que tomar decisiones dentro de un marco de incertidumbre. La deontología debe tener vigencia en aquellas materias que, por su incidencia en la vida de las personas, requieren el cuidado máximo. El autor detalla cómo el profesional, además de empatizar con el que consulta o simplemente se queja, ha de tener en cuenta que en la mayoría de los casos el paciente se entronca dentro de una familia, un contexto y una cultura. Es decir, el ‘ojo clínico’ debe ir más allá del individuo concreto que tiene delante.
Los médicos de familia formados en la atención a pacientes en situación cercana a la muerte, ayudados por unidades de cuidados paliativos, han supuesto un gran avance en la lucha contra el sufrimiento.

La salud, un derecho fundamental

Finalmente, la jurisprudencia, tanto a nivel nacional, como internacional, ha integrado determinados aspectos del derecho y la salud por su íntima conexión con derechos fundamentales. Fernando Rey Martínez, catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Valladolid, expone cómo el nuevo enfoque del concepto de salud impacta también sobre su significado jurídico. La idea de salud como “completo bienestar físico y social” remite a la conexión de la protección de la salud con el ejercicio de otros derechos fundamentales. Proteger la salud es intentar curar enfermedades, pero también evitar que se contraigan y eso requiere derechos como el de una alimentación adecuada, una vivienda digna o educación.
El modelo de Atención Primaria debe ir enfocado a la búsqueda no sólo del tratamiento y rehabilitación de las enfermedades, sino también a la promoción de la salud y la prevención, la educación sanitaria y la participación de la comunidad del entorno en equipos multidisciplinares que pivoten sobre los centros de salud, distribuidos equitativamente.
Fernando Rey Martínez señala que, en una futura reforma constitucional, habría que incluir la protección de la salud como un “auténtico derecho fundamental” de configuración legislativa y no sólo como un principio rector y un derecho legal. E indica que sería conveniente que ese nuevo precepto constitucional albergase, como garantía institucional, la mención expresa a la Atención Primaria que es, como señala la OMS, la función y núcleo del sistema de salud.

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