Regular por ley esta sustancia debe ser un "imperativo ético"

Araceli Manjón, experta en Derecho Penal, considera que legislar sobre el uso terapéutico no vulneraría ningún convenio internacional al respecto

D. Carrasco |diego.carrasco@diariomedico.com | 08/05/2017 00:00

"Tratándose del cannabis medicinal, estamos hablando del derecho a la salud, por lo que la regulación mediante una ley no sólo es conveniente sino que constituye un imperativo ético, pues es inhumano que una persona sufra cuando hay una sustancia que puede aliviar o curar ese sufrimiento”, apunta Araceli Manjón, profesora de Derecho Penal y directora de la cátedra extraordinaria Drogas Siglo XXI de la Universidad Complutense de Madrid. También ocupó el cargo de directora del Plan Nacional de Drogas.

La experta está convencida de que si se reglamentara el uso terapéutico de esta sustancia mejoraría la situación de inseguridad jurídica y sanitaria de los pacientes que ya lo están consumiendo. “Aunque no es delictivo su uso, sí corren riesgos, desde un multa por tenencia o consumo en lugar público, que puede llegar hasta los 3.000 euros, según la Ley de Seguridad Ciudadana, hasta una dosificación incorrecta, pasando por el desamparo de tener que acudir al mercado negro”. De ahí, que “una reglamentación de todo el ciclo del cannabis terapéutico (presentación, composición y dosificación) favorecería la seguridad de los pacientes.

¿Legislar sobre esta cuestión supondría la vulneración de algún convenio internacional? Manjón está convencida de que no, porque los tres convenios de Naciones Unidas sobre fiscalización y represión de drogas parten del principio de que “toda sustancia con utilidad terapéutica debe estar disponible para fines médicos”. Esta es la razón por la que puede utilizarse la morfina en un hospital o recetarse los barbitúricos, señala.

¿Efectos peligrosos?

Sin embargo, “este principio general se ve cortocircuitado en el caso de la planta del cannabis y de sus principios activos que contiene, porque están incorrectamente clasificados como muy peligrosos, con riesgo grave de adicción y sin ninguna utilidad terapéutica. Esta errónea clasificación es fruto de la persecución que se desató en Estados Unidos contra la marihuana en el siglo pasado; pero no responde a ninguna base científica”, subraya.

No obstante, la penalista augura un buena noticia: “Afortunadamente hace apenas un mes se ha sabido que la Organización Mundial de la Salud va a iniciar un proceso de reclasificación del cannabis en el que tenga en cuenta sus verdaderos efectos y utilidades en el campo de la salud”.

En este contexto, ¿qué papel jugaría el médico? Muy importante, porque “ganaría en seguridad jurídica al inscribir su actuación sanitaria de recetar o recomendar cannabis dentro de los protocolos ordinarios de su labor”. Además, la regulación permitiría mayores avances en la investigación que hoy están paralizados absurdamente al tratarse de una sustancia no reglamentada”.