lunes, 25 de septiembre de 2017

Sí a ampliar el papel del enfermero, pero evitando riesgos - DiarioMedico.com

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COLABORACIÓN ENTRE LOS PROFESIONALES

Sí a ampliar el papel del enfermero, pero evitando riesgos

Donde galenos de a pie ven ventajas en los cambios que dan más actividad y protagonismo a los enfermeros, OMC y CESM alertan de que se está jugando con la seguridad del paciente.
Nuria Monsó. Madrid   |  25/09/2017 00:00
 
 

Trabajo médico y enfermero
Jonatán Valverde, enfermero de Hemodinámica, y Laura López, adjunta de Cardiología del Hospital de la Santa Cruz y San Pablo de Barcelona. (Jaume Cosialls)
Toda colaboración entre profesionales en favor del paciente es positiva. Médicos y enfermeros defienden esta premisa, pero al hablar de cambios en los roles actuales, surge la polémica sobre las competencias de cada uno, la conveniencia, etc. Esto se hizo patente a lo largo del año pasado a raíz del decreto de prescripción enfermera, y recientemente con la implantación de la gestión de la demanda enfermera en los centros de salud de Castilla y León.
Esta práctica consiste en que el paciente que acude al centro de salud sin cita y que pide atención inmediata es enviado a un enfermero. Es un sistema pensado para abordar patologías de menor complejidad que funciona en varias autonomías.
En Cataluña lleva funcionando una década con buenos resultados, según Alba Brugués, presidenta de la Asociación de Enfermería Familiar y Comunitaria de Cataluña (Aificc): "Todo está protocolizado y con unos criterios consensuados con los médicos". Si el enfermero observa cualquier indicio que tenga que consultar con el facultativo, se deriva, "al igual que cuando en primaria se decide si derivar o no al especialista del hospital".
Xavier Bayona, coordinador del Grupo de Gestión de la Sociedad Catalana de Medicina Familiar y Comunitaria (Camfic), opina que "la idea es muy lógica, porque hay una larga lista de demandas relacionadas con situaciones de baja complejidad que ellos pueden abordar. La capacidad resolutiva está sobre el 80 por ciento".
Daniel Arauzo, médico de Familia del centro de salud Delicias II de Valladolid, en Castilla y León, señala que está muy satisfecho con esta organización. "Muchos pacientes preferían venir directamente al centro en lugar de pedir cita y los médicos les atendíamos cuando teníamos un hueco. La mayor parte de estos problemas suelen ser banales, cosas que la enfermera está perfectamente capacitada para tratar, y ahora que el paciente es visto directamente por un profesional, en lugar de esperar a su médico, es más fácil detectar una urgencia".
Milagros González, coordinadora del centro de salud de Montesa, en Madrid, explica que en su centro se sigue trabajando con el esquema tradicional de que el paciente pase primero por el médico y luego, si es necesario, al enfermero; "pero podría ser interesante hacerlo al revés, mientras esté protocolizado, para evitar que influya la capacidad propia del profesional". No ve problema en dar más protagonismo a los enfermeros, "aunque no sé si depende de que haya iniciativas para integrarles o de interés personal".

Posibles riesgos

La Organización Médica Colegial (OMC) y el sindicato CESM no quieren restar importancia a la profesión enfermera y su contribución al SNS, pero creen que este tipo de cambios no están exentos de riesgos.
Juan Manuel Garrote, secretario general de la OMC, expone que hay un problema de infradotación de médicos en el sistema y que la Administración trata a los enfermeros como un parche. "El enfermero es un profesional cualificado, pero no está dentro de sus competencias diagnosticar ni dar el alta al enfermo. Todo paciente debería ser revisado por un médico: puede que en el 90 por ciento de los casos no pase nada, pero entraña un riesgo", advierte.
Brugués defiende que, según varios estudios, "la tasa de posible minimización de los síntomas es similar entre médicos y enfermeros". Además, los segundos "no sólo resuelven el problema puntual de salud que presenta el paciente, sino que se aprovecha para hacer promoción de la salud".
"El enfermero no marca prioridades, sino que haría un diagnóstico preliminar y eso es actuar al borde de la legalidad", señala Tomás Toranzo, presidente de CESM. Un modelo similar, el triaje de Urgencias , "es un sistema validado y objetivo. Se acude al enfermero porque actúa con menos prejuicios que el médico en cuanto a la premura con la que se debe atender al paciente".
Además, cuestiona que la gestión de la demanda no se aplique de forma sistemática a todos los pacientes: "¿Por qué al que viene sin cita se le examina para ver si lo que tiene es banal o no, y al que llama por teléfono se le da simplemente el primer hueco disponible, sea al día siguiente o dentro de dos?".
Fernando Carballo, presidente de Facme, cree que todos estos debates hay que analizarlos "desde la efectividad de los procesos. Los cambios no se deben hacer para conseguir o defender parcelas de poder ni sólo para ahorrar". En cuanto a la autonomía de las enfermeras, defiende que "si toman una decisión según un protocolo, es una decisión del equipo".
Los enfermeros argumentan que su formación se ha ampliado con el grado y están preparados para asumir nuevos papeles. "No es hablar de replantear el rol de Enfermería, sino de aprovechar sus capacidades", reivindica José Luis Cobos, director del Instituto de Investigación del Consejo General de Enfermería. "Además, el enfermero puede hacer un diagnóstico propio dentro de sus competencias. Por ejemplo, sabe cuándo una vacuna podría estar contraindicada".
"La Ley de Ordenación de las Profesiones Sanitarias (LOPS) prevé que haya pactos sobre competencias compartidas", indica Rafael Reig, secretario de Acción Sindical de Satse, que echa de menos que esta materia "se regule de alguna forma a nivel nacional en lugar de en cada autonomía".

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