lunes, 20 de noviembre de 2017

La evaluación de tecnologías sanitarias no es sólo cosa de evaluadores - DiarioMedico.com

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IMPLICAR A PROFESIONALES, PACIENTES E INDUSTRIA

La evaluación de tecnologías sanitarias no es sólo cosa de evaluadores

La participación de pacientes, profesionales e industria puede mejorar el proceso y los resultados de la evaluación de tecnologías sanitarias. Se necesita un marco homogéneo para definir los términos de esta participación.
Rosalía Sierra. Tenerife   |  20/11/2017 00:00
 
 

Tecnología para tratamientos con protonterapia
Tecnología para tratamientos con protonterapia (DM)
Generar información útil para decisores, profesionales, pacientes e industria pero sin implicar en su elaboración a decisores, profesionales, pacientes e industria. Pese a que suene paradójico, esto es lo que hasta hace no mucho hacían las agencias de evaluación de tecnologías sanitarias.
Por suerte, la paradoja empezó a deshacerse el pasado año, momento en que el Ministerio de Sanidad y la Red de Agencias de Evaluación de Tecnologías Sanitarias (RedETS) pusieron negro sobre blanco que "los pacientes tienen un conocimiento, perspectivas y experiencias que son únicas y pueden contribuir de manera esencial a la evaluación de tecnologías. Conocer, comprender y aprovechar este conocimiento permite satisfacer con mayor precisión las necesidades de los pacientes, a la vez que mejorar la sostenibilidad, la transparencia, la responsabilidad y la democratización del proceso de toma de decisiones".
Durante este año ha ido aumentando la presencia de pacientes en las evaluaciones, pero aún queda un largo camino por recorrer, según ha quedado patente en las Jornadas Científico-Técnicas Abiertas de la RedETS, celebrada la pasada semana en Tenerife.
Según Sara Pérez Martínez, de la Academia Europea de Pacientes (Eupati), uno de los mayores problemas para la participación de los pacientes en las evaluaciones es "la falta de confianza en las relaciones", algo que deriva en que "los resultados de las investigaciones no se centren en los pacientes".

Palos en las ruedas

Y no es porque no quieran participar: "Queremos apoyo y que nos faciliten el acceso a las evaluaciones y a la toma de decisiones, no palos en las ruedas. Muchas veces, nuestra participación se queda en la de meros comparsas, estamos pero no nos escuchan", se lamenta Julián Antonio González, vocal de la Federación Española de Diabetes (FEDE).
Uno de los principales problemas que González ve es la jerga evaluadora: "¿Qué paciente puede entender un informe de evaluación? Necesitamos un lenguaje más adecuado, más sencillo".
Mientras tanto, Pérez Martínez sostiene que "la formación es clave para que el paciente participe". Con este objetivo nació Eupati, un proyecto europeo público-privado que busca "desarrollar y difundir información abierta, objetiva, correcta y actualizada sobre investigación".
La formación y, por supuesto, la información: según González, "nos cuesta horrores conseguir datos y la información que nos proporciona la Administración suele estar sesgada".
La razón para introducir a otros agentes del sistema en las evaluaciones es, en opinión de Claudia Fernández, responsable de Acceso al Mercado para España y Portugal de Abbott Diabetes Care, es simple: "Nosotros entendemos e interpretamos la información, pero el que siente es el paciente, por lo que necesitamos una aproximación global. Al fin y al cabo, el que determina el rendimiento y la eficacia de un producto es el usuario".

No representados

Entre estos usuarios, además de pacientes, se encuentran también los profesionales. Y, si el acceso de los pacientes a los procesos de evaluación es incipiente, el de profesionales y directivos sanitarios es ínfimo: "No estamos representados en el esquema general de trabajo de las agencias", se lamenta Víctor Naranjo, gerente del Hospital Universitario Materno-Infantil de Gran Canaria.
Esta ausencia lleva a que sólo el 34 por ciento de los directivos tome sus decisiones basándose en la literatura, muy por detrás de factores como la experiencia personal, la intuición y el consejo de otros. Y es que, según Naranjo, "tenemos un déficit de capacitación para diferenciar la información válida".
Se enfrentan los profesionales además al mismo problema que aqueja a los pacientes: el lenguaje utilizado en las evaluaciones. A juicio de Naranjo, esto provoca que "no se capte el mensaje, lo que deriva en que no se le preste atención, no se valore su uso o incluso que se entienda algo distinto".
Por ello, cree que los informes deberían enfocarse "a responder a preguntas y a dar indicaciones sobre las excepciones, no sobre las reglas". Y, sobre todo, piensa que el profesional "debe considerarse representado", algo que contribuiría además al cumplimiento de las indicaciones.
Asimismo, piensa que las necesidades de profesionales y directivos con respecto a las agencias de evaluación incluyen "más rapidez en las respuestas, porque retrasar las mejoras nos perjudica a todos. Además, una vez que éstas llegan, de poco nos sirven si el informe no es concluyente. Precisamos información útil, con impacto asistencial y homogénea". Por ello echa de menos "que se evalúen las decisiones adoptadas".

Aliados en la industria

Algo más de terreno ganado lleva la industria en lo que respecta a su papel en las evaluaciones. Especialmente en el ámbito europeo, donde desde hace tiempo cuenta con "una participación sistemática y transparente en los procesos de evaluación y en los diálogos tempranos; es decir, en el mismo diseño de los estudios", explica Iñaki Imaz, de la Agencia de Evaluación de Tecnologías Sanitarias del Instituto de Salud Carlos III.
Así, "normalmente se pide a la industria que solicite a la red europea de forma voluntaria su participación en una evaluación. Después, se define el alcance de esta participación y de la evaluación en sí, la industria envía la información pertinente y puede presentar alegaciones al informe de evaluación con hechos".
Mientras, según Imaz, "en España estamos peor", pero, básicamente, "porque sistematizamos menos". A su juicio, "siempre hay relación de alguna forma u otra con la industria, pero sería deseable que esa relación fuera sistemática, predecible, homogénea entre agencias y entre distintos tipos de tecnologías, y transparente".
Considera asimismo que "necesitamos un procedimiento explícito porque el beneficio es para todos: agencias, industria y sociedad. Ahora falta mucha transparencia y homogeneidad".
Se muestra de acuerdo la representante de Abbott: "La relación de las agencias con la industria necesita un marco robusto, definir las reglas del juego con transparencia. Sería una herramienta fundamental para fomentar el desarrollo adecuado de las nuevas tecnologías".
Para este desarrollo, Pedro Serrano, responsable de la Unidad de Evaluación de Tecnologías Sanitarias del Servicio Canario de Salud, cree que "la información que la industria proporcione debe satisfacer las necesidades del evaluador. Si queremos acelerar el proceso de evaluación de una nueva tecnología no podemos contar sólo con parte de la evidencia".
En esta línea avanza un proyecto de la red para "definir un marco de relación estable entre RedETS e industria", explica Imaz. El proyecto, cuyos primeros resultados presentó en las jornadas, incluirá algunos elementos, extraídos de un estudio delphi aún en desarrollo, como "informar de forma pública del inicio de una evaluación, establecer un marco de interlocución con la industria durante el proceso y plantear la necesidad de un periodo de alegaciones abierto a la industria y a otros actores del sistema".

Eupati: Europa avanza en la creación de pacientes expertos

La Academia Europea de Pacientes (Eupati) es una iniciativa paneuropea enmarcada en la Iniciativa de Medicamentos Innovadores (IMI) en la que participan 33 entidades, dirigida por el Foro Europeo de Pacientes y con socios de organizaciones de pacientes (European Genetic Alliance, European AIDS Treatment Group y Eurordis), universidades y organizaciones sin ánimo de lucro, además de una series de compañías farmacéuticas europeas.

Se centra en la educación y la formación para aumentar la capacidad de los pacientes de comprender y contribuir a la investigación y el desarrollo de fármacos, y mejorar además la disponibilidad de información objetiva, fiable y fácil para el público.

En octubre de 2014 presentó su primer curso de formación de pacientes avanzado en inglés, y desde entonces ha desarrollado un conjunto de herramientas educativas basadas en internet con material en inglés, italiano, español, polaco, alemán, francés y ruso.

Cada uno de los países que lo integran cuenta con su propia plataforma. En España se creó con el apoyo de representantes de la Federación de Diabéticos Españoles (FEDE), la Asociación de Afectados por Tumores Cerebrales en España y el Grupo Español de Pacientes.

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