martes, 23 de enero de 2018

'El maltrato se ha tocado muy poco desde la ética médica' - DiarioMedico.com

'El maltrato se ha tocado muy poco desde la ética médica' - DiarioMedico.com





VIOLENCIA DE GÉNERO

"El maltrato se ha tocado muy poco desde la ética médica"

Rosendo Bugarín González, autor de Violencia de género. Aspectos éticos en la atención primaria, es partidario de no aplicar el protocolo de forma rígida y de consensuar el abordaje
María R. Lagoa. Vigo | dmredaccion@diariomedico.com   |  23/01/2018 00:00
 
 

Rosendo Bugarín
Rosendo Bugarín, médico de familia, tesorero del Colegio de Médicos de La Coruña, experto en bioética y autor de 'Violencia de género. Aspectos éticos en la atención primaria'. (DM)
Los cambios legislativos, las campañas en los medios de comunicación, la implicación efectiva de policía y juzgados: ninguna medida ha servido para que el maltrato de género salga del primer plano de la actualidad. En 2018 las agresiones, homicidios y asesinatos de mujeres siguen abriendo los telediarios. Con su libro, Violencia de género. Aspectos éticos en la atención primaria (Andavira, 2017), Rosendo Bugarín aborda el problema desde la perspectiva del médico de familia que afronta estas situaciones y se plantea dilemas de carácter ético en el primer nivel asistencial.
Bugarín, especialista en Medicina Familiar y Comunitaria, tesorero del Colegio de Médicos de La Coruña y experto en bioética, no se limita a hacer una revisión bibliográfica, sino que reflexiona sobre las experiencias en primera persona e intenta provocar interrogantes adicionales: "Trabajando en urgencias, atendí a una mujer con lesiones intracraneales severas y el maltratrador fue detenido en la sala de espera. Cuando recibió el alta, quedé atónito cuando observé que se marchaba a casa de la mano del agresor".
  • "En los ámbitos jurídico y policial no se comprenden los conflictos éticos que se plantean en la práctica clínica diaria"
Ese fue el principio de un camino que terminó en este libro, que viene a cubrir un hueco huérfano de estudio. "El maltrato se ha tocado muy poco desde el punto de vista de la ética médica. En el medio sanitario hay protocolos y la formación ha mejorado en los últimos años, pero no se ha profundizado sobre los importantes conflictos éticos que surgen en la práctica del día a día", explica el autor. La obra está dirigida a los profesionales sanitarios, pero también puede resultar de interés a otros colectivos relacionados con la violencia de género y que con frecuencia no comprenden las dudas de los facultativos: "En los ámbitos policial y judicial existe una mentalidad dilemática, es blanco o negro, pero hay muchos grises. La deliberación es clave en estos conflictos; sólo se pueden abordar con metodología ética".

Dilemas en la asistencia


El gran dilema surge cuando la mujer maltratada no quiere que se emita un parte de lesiones, niega las agresiones e incluso prohíbe su revelación aludiendo al derecho a la intimidad y confidencialidad. Sin embargo, la emisión del parte de lesiones es una obligación legal para el médico y un deber ético evitar la maleficencia. Por otra parte, no se puede decir que la relación médico-paciente sea estrictamente privada, ya que puede afectar a terceras personas como son los hijos o mayores a su cargo.
Bugarín concluye que una actitud no consensuada puede tener consecuencias no deseadas: "La mujer puede perder confianza en el profesional y dejar de asistir a los controles del centro de salud". Es partidario de no aplicar el protocolo de forma rígida y aconseja la deliberación para buscar cursos intermedios. Explicar que el parte de lesiones es una obligación legal, una herramienta preventivoterapéutica; analizar el peligro potencial de las diferentes opciones; proponer una atención multidisciplinar de apoyo, o aplazar unos días la decisión si no existe riesgo extremo, son algunos ejemplos de medidas flexibles. "Sólo es legítimo optar por un curso extremo cuando hayan fracasado los intermedios", sentencia. El parte ha de ser lo más detallado posible y motivar la decisión en la historia clínica, sobre todo si se opta por no informar a la justicia o aplazar el comunicado.
  • “Trabajando en urgencias, atendí a una mujer con lesiones intracraneales. Quedé atónito cuando vi que se marchaba a casa de la mano del agresor”
De todas formas, Bugarín admite que sólo se detecta la "punta del iceberg". Y una de las causas es que los profesionales no son proactivos. Está documentado que uno de los factores que explican la infradetección es el miedo a preguntar, a ofender a la víctima; en definitiva, a la falta de habilidades de los sanitarios para abordar este asunto. El autor defiende que se incluyan estas enseñanzas en la formación pregrado y en la residencia médica, además de mejorar la formación continuada. También considera que el profesional tiene la obligación moral de actualizar sus conocimientos así como de mejorar sus habilidades.
Los indicadores de sospecha son la presencia de determinadas lesiones traumáticas (hematomas de distinto color, indicativas de defensa, bilaterales); algunos síntomas psíquicos (ansiedad, depresión, baja autoestima...) o lahiperfrecuentación del sistema sanitario. Está protocolizado que en estos casos el profesional debe investigar, creando un clima de confianza y empatía. Existe una estrategia en la entrevista, comenzando por preguntas facilitadoras para posteriormente hacerlas más explícitas.

Quejas entre los forenses

El libro de Rosendo Bugarín hace referencia a las quejas de los médicos forenses de que muchos partes de lesiones están deficientemente elaborados: "Es posible que algunos clínicos no sean conscientes de su importancia. Es necesario apelar a la responsabilidad de los profesionales por la importancia indiscutible que tiene este instrumento desde el punto de vista judicial". Y se apuntan cuáles son las claves. Se debe documentar el abuso en el historial médico, anotar objetivamente cualquier lesión relacionada, utilizar comillas para especificar las expresiones textuales de la paciente,identificar al agresor, según lo declarado por la paciente, empleando comillas, no incluir conclusiones personales y anotar observaciones sobre su conducta y estado emocional.

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